“ No existe la guerra inevitable. Si llega, es por fallo del hombre “.
En la base aérea de Gando en Gran Canaria, los compañeros de armas del sargento Manuel Argudin Perrino y de la soldado Niyereth Pineda Marín, portan a hombros sus féretros. Son los dos últimos fallecidos de la Guerra de Afganistán, que nuestro Gobierno “camufla” con el uniforme de “Misión humanitaria”, que sólo sirve para sus intereses políticos y no reconocer con ello el sacrificio y el esfuerzo real de unos militares que lo dan todo, “incluso la vida”, en contraprestación sólo reciben ser noticia de un día,…
Y a uno se le encoje el corazón pensando en los 97 fallecidos estériles y en los 65 heridos que han tenido nuestras tropas, en los atentados habidos en las localidades de Trebisonda, Shindand, Herat Farah, Qades, Shewan, Sang Atesh, Qal'eh-ye Now y Muqur.
Es en los fallecidos, heridos y mutilados habidos en una guerra mal diseñada en los que pensamos; pensamos en el dolor de sus familias y en el honor de un Ejercito de Tierra, cuyas raíces profundizan en el siglo XV, y son en la actualidad uno de los pocos ejércitos sin cesantía de actividad, más antiguos del mundo y de valor más reconocido.
Se me encoje el corazón y me subleva la injusticia con la que se trata a nuestros militares en muchas cosas, vienen a mi memoria las palabras de Marco Antonio ante el sangrante cuerpo acuchillado de César, que me sirven, parodiándolas, para decir,…
“Ayer la palabra del sargento Manuel y de la soldado Niyireth, hubieran prevalecido contra el mundo. Ahora yacen ahí y nadie hay lo suficientemente humilde como para reverenciarlos.
¡Oh, señores! Si tuviera el propósito de excitar a vuestras mentes y vuestros corazones al motín y a la cólera, sería injusto con la ministra Carmen Chacón y con el presidente Rodríguez Zapatero, quienes, como todos sabéis, son personas de honor. No quiero ser injusto con ellos. Prefiero serlo con los muertos, conmigo y con vosotros, antes que con esas personas tan honorables!.
Pero aquí hay un pergamino con el sello de Manuel y Niyereth. Lo encontré en sus gabinetes. Son sus testamentos. Si se hicieran público estos testamentos que, perdonadme, no tengo intención de leer,…, irían a besar las heridas de Manuel y Niyereth muertos y a empapar sus pañuelos en su sagrada sangre. Sí. Suplicarían un cabello de los suyos como reliquia, y al morir los mencionarían en su testamento, como un rico legado a su posteridad!”,…
Sé que el militar tiene una profesión que implica el riesgo de muerte (él también lo asume), y lo sé en carne propia, aunque quizás fui de ello realmente consciente, años más tarde. Pero el militar asume la muerte y la afronta porque ésta le da la cara, sabe que es una lucha donde sólo cabe un superviviente en los casos extremos, o él o yo, y por eso, para honrar esa labor abnegada, necesita estar en “igualdad de condiciones” de combate. No se puede combatir sin medios, sin las armas adecuadas, lastrado por la imposibilidad e imposición “política” de utilizarlas ante un enemigo que te ataca constantemente desde cualquier sitio y en la ocasión más inusitada.
Pocos, salvo los que lo hemos vivido, saben cómo funcionan estos pueblos islamistas. Y estar vestido con el camuflaje de una teórica “misión de paz”,… y muchas cosas más que se ven en las imágenes y en los hechos, hacen despreciable al que ordena a unos hombres jugarse la vida en aras de un bien con fines desdibujados y sin el honor que "ellos se merecen".
Conocemos dónde se encuentra este enemigo silencioso, criado en el seno de un islamismo integrista anquilosado y ubicado en una sociedad regida por talibanes, cuyas reglas tienen su origen en la “Hégira” del 16 de julio del 622 de nuestra era, y que hacen en la actualidad por ej. que el vuelo de una simple cometa se encuentre prohibido en el mundo talibán. Es una sociedad tribal, primitiva en sus instintos y sentimientos respecto a Occidente, de población muy diseminada dentro de un territorio agreste, accidentado en extremo y siempre fiel a su líder religioso local, que aparentemente le hace ser cordial, incluso acogedor con los extranjeros, y por la noche sus creencias integristas, le pueden hacer ser el peor de los enemigos.
Desde que entramos en Afganistán en enero del 2002, nunca hemos estado dotados del material y de los medios idóneos para esta ocupación Es historia de los ultimos decenios en las Fuerzas Armadas, que se encuentren dotadas de material reciclado, con muchos años, y solo puntualmente se accede al uso de nuevas tecnologías, cuyo costo hace inviable su utilización generalizada por falta de presupuesto. Ni los Jeep CSR, ni los M-113 y BRM, ni nuestros Uro-Vamtac actuales, ni tan siquiera el presunto blindado LMC Lince que sirvió de tumba a Manuel y Niyereth, sirven para esta guerra. Esta guerra exige tener un conjunto de medios y tipo de armamento, vehículos, fuerzas aerotransportadas, logística, CNI, suministros, etc., adecuados al tipo de conflicto bélico en el que están inmersos, y ello conlleva tener el presupuesto adecuado para dedicarlo a estos fines.
Podemos poner un simple ejemplo, los americanos, que siempre han sabido que están en una “guerra” y que les distingue no abandonar “nunca” a un soldado en combate, van perfectamente pertrechados, y por ello con una fuerza de ocupación de 132.000 hombres han tenido solamente el 1% de muertos, mientras nosotros nos acercamos al 10%. En contraposición, podemos dar otro dato negativo para nuestras FF.AA., el Presupuesto de 2011 del Ministerio de Defensa, que asciende a 7.153,55 m.€ (uno de los más bajos, con un 4,8% del total del Estado), es inferior al que tiene el Ministerio del Interior. ¿Es lógica esta situación?.
No es cuestión de falta preparación de nuestra BRIPAC (Brigada de Infantería Ligera Paracaidista), unidad, junto a la Legión, de élite en nuestras Fuerzas Armadas, muy al contrario, son los mejor considerados entre la fuerzas de la OTAN. Es cuestión del “tipo” de guerra, que por cierto sres. del Gobierno, no sólo es una GUERRA, sino que es la peor guerra a la que se puede enfrentar un cuerpo de ejercito organizado. Es la misma Afganistán que los rusos ocuparon, y después de años tuvieron que abandonar “perdiendo la guerra”,… ¡y uds. siguen hablando de “misión humanitaria”?.
Sres. políticos, dejen a los militares que planifiquen su trabajo, saben hacerlo sin duda mejor que uds., y por favor respétenles siempre en tres cosas fundamentales,… “la PATRIA, la BANDERA y el HONOR”, los tres principios que rigen la vida de todo militar.
He querido hacer de esta página, una loa al mérito de nuestras Fuerzas Armadas desplazadas en Afganistán y fundamentalmente, trasladar las elocuentes imágenes recopiladas de correos electrónicos, que definen mejor que las palabras cuál es, el difícil, muy dificil día a día de estos hombres.
“ Todas las guerras son santas, os desafío a que encontréis un beligerante que no crea tener el cielo de su parte “.
Esas fotos están empeorando, por lo demás nada que no sepamos
ResponderEliminarConstetando a ANONIMO,... lo importante no es que lo sepamos "nosotros", es que lo sepa "todo el mundo", incluso aquellos que "no leen" ni tienen inquietudes por lo que ocurre, que son muchos más.
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