El
perfecto conocimiento de las cosas en el orden científico forma a los
verdaderos sabios
EL CRITERIO
JAIME BALMES. (1810-1848). Filósofo, escritor español
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Cinturones Van Allen
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Inversiones en la “POLARIDAD”
terrestre:
Se han establecido entre 1 a
5 veces por cada millón de años
Los procesos de la inversión geomagnética[1] o de la polaridad terrestre son el resultado del cambio de orientación del campo magnético terrestre
que produce un cambio en el flujo magnético y el Polo Norte y el Sur geográficos cambian de polaridad.
Estos eventos pueden conllevar que “previamente”,
durante cientos de millones de años se produzca un descenso prolongado
de la fuerza existente en el campo magnético, fenómeno cuyo origen se
desconoce y que según últimas estimaciones puede durar hasta 100 años, tras el cual se produce una recuperación “rápida” de la inicial intensidad del
campo, una vez se hubiera establecido la nueva orientación del mismo.
Es también importante señalar que estos cambios
de polaridad que se producen en el planeta, son esenciales para el estudio de la Deriva de los Continentes[2], dado que dicho magnetismo deja en las rocas
un registro de las posiciones magnéticas del Polo Norte, con lo que la
ciencia que basa sus estudios en el Paleomagnetismo[3], permite a sus científicos conocer los movimientos terrestres del “pasado” de la Tierra y el movimiento en la tectónica de placas[4].
Sabemos que estas inversiones geomagnéticas[1] han ocurrido con una frecuencia que se ha estimado científicamente
entre 1 a 5 veces cada
millón de años lo que a lo largo de los últimos 3.500 mill.años, momento en que se ha estimado que tuvo la formación el campo magnético terrestre,
establecería en varios miles
los cambios de polaridad que se han podido producir en la Tierra.
Una exacta estimación derivada de los estudios paleomagnéticos[3] ha determinado, que el Campo Magnético
terrestre tuvo su origen hace 3.450 mill.años.
Realmente sólo hasta hace muy poco tiempo, los científicos han podido
determinar que la duración entre las “inversiones
de polaridad” han sido “altamente variables”,
habiendo establecido que éste fenómeno puede “distanciarse”
entre los 50.000 años y decenas de millones de años, como parece haber sucedido
según la Escala Temporal Geológica, entre
el Cretácico “temprano” (el Aptiano [~125,0
mill.años]) y el “tardío” Santoniano
[86,3±0,5
mill.años].), entre los
que pudieron transcurrir más de 50 millones de años.
Lo que sabemos con la certeza más absoluta, es que la “última”
inversión de polaridad se produjo con la
denominada inversión magnética Brunhes-Matuyama, hace aproximadamente 780.000 años, aproximada últimamente a los 786.000 años.
Se sabe que la
polaridad del campo magnético de la Tierra se “registra”
en las rocas sedimentarias, pudiéndose detectar en ellas las “inversiones que se han producido en la polaridad
terrestre”, como bandas centradas en el lecho expandido de las dorsales
oceánicas, lo que ha permitido a los paleomagnetistas
determinar los diversos “sucesos de inversión polar”
acaecidos a través del tiempo y seguir científicamente
la deriva que han tenido los Supercontinentes.
Autores como Richard A. Müller defienden que estos fenómenos de
cambio de polaridad no son puramente espontáneos,
sino que se deben a procesos externos de diversa
índole que irrumpen en los flujos que se forman en el Núcleo terrestre. Bien por acciones desestabilizadoras
del campo magnético solar que se sabe que
experimenta inversiones espontáneas de la polaridad en ciclos entre los 7 y 15
años. O bien debido a procesos de subducción
Litosféricos, que mediante la acción de las placas
tectónicas[5] llevan a grandes masas del Manto externo terrestre hasta los límites del Manto interno, desestabilizando el campo
magnétic
1. INVERSIÓN
GEOMAGNÉTICA: o de la “polaridad” terrestre, es el resultado del cambio de orientación o polaridad
del campo magnético terrestre, en forma tal que las posiciones del polo norte y
del sur se intercambian. La de Bernard Brunhes y Motonori Matuyama fue un
evento que se produjo hace 780.000 años cuando se tiene es constancia que el
campo magnético terrestre hizo su última inversión de polaridad. Las
reversiones magnéticas parecen haber ocurrido con una frecuencia de 1 a 5 veces cada millón de
años, lo cual dada la edad del planeta [4.470 mill.años], hace que sea un hecho
relativamente común. Sus consecuencias se desconocen, ofreciendo los científicos
un amplio abanico de resultados. Entre otras cosas ha servido dentro del paleomagnetismo,
para datar las muestras de los sedimentos oceánicos y el vulcanismo eruptivo de
la Tierra.
2.
DERIVA CONTINENTAL: originalmente propuesta
por Alfred Wegener en 1912, establece que tras numerosas observaciones y
verificación de evidencias, estas indican que los continentes estaban unidos en
eras geológicas pasadas. La Deriva
Continental prueba al día de hoy el desplazamiento de unas
masas continentales respecto a otras, verificada en la década de los sesenta
con el desarrollo de la
Tectónica de Placas. La teoría de la Deriva Continental junto a la de la Expansión del Fondo Oceánico quedaron asumidas por la teoría
de la Tectónica
de Placas desarrollada en 1960
a partir de las investigaciones realizadas por Robert Dietz, Brce Heezen, Harry Hess, Maurice Ewing y Tuzo
Wilson entre otros. Según esta teoría, el fenómeno del desplazamiento
fragmentado de la Litosfera
terrestre, sucede desde hace miles de millones de años gracias al fenómeno de
la “convección” global del Manto terrestre de
la que depende que la
Litosfera sea reconfigurada y desplazada de forma permanente.
3.
PALEOMAGNETISMO: disciplina enmarcada
dentro del Geomagnetismo, es la que se
encarga del estudio del campo magnético de la Tierra [o por extensión la de cualquier cuerpo
planetario]. Se puede estudiar el pasado de un campo magnético como
consecuencia de que, al contrario de otros campos como el gravitatorio, el campo magnético queda grabado en las
rocas en su formación, a través de procesos fisico-químicos. Cuando un material
se encuentra sometido a altas temperaturas por encima del “punto de Curie”, los minerales ferromagnéticos contenidos en el
material, “cambian su estado magnético” pasando a ser supermagnéticos. Entre
los posibles mecanismos de adquisición de remanecia magnética, la más
caracteristica es la “remanencia
térmica o termorremanencia” [TRM: Termal Remanent Magnetisation].
4.
TECTÓNICA DE PLACAS: es la teoría geológica que explica la forma en que se
estructura la Litosfera en placas que se deslizan
sobre el manto terrestre fluido, así como sus interacciones. Explica también la
orogénesis o formación de las cadenas
montañosas, el estudio de los terremotos y de
los volcanes que se sitúan y concentran en
zonas tectónicas del planeta.
5. PLACA TECTÓNICA
o LITOSFÉRICA: es un fragmento de Litosfera que se mueve como un bloque “relativamente” rígido sobre la Astenosfera. La
teoría sobre la Tectónica
de Placas explica la estructura y la zona dinámica superior de la
superficie terrestre, describiendo su movimiento, direcciones e
interacciones. Son de dos tipos: las placas
litosféricas de la corteza oceánica y las de la corteza
continental. Hay también placas
mixtas que se encuentran cubiertas o “montadas”
por una placa de la corteza continental y así mismo y en parte por corteza
oceánica. Existen en la actualidad 15 placas tectónicas principales y
42 placas secundarias. Los límites entre placas son de tres tipos:
Divergentes [se separan], que corresponden esencialmente a la corteza
oceánica; Convergentes [chocan entre sí], y generan bien
fenómenos de subducción o bien de colisión y de Fricción, cuando se desplazan “lateralmente” generando grandes terremotos.
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Campo magnético
terrestre
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¿Cuál es su origen y cuáles sus cambios?
La comunidad científica dado los pocos datos existentes, también se
encuentra dividida a la hora de explicar la “causa”
y por supuesto las “consecuencias”, de las
inversiones de este campo magnético. Se cree como hipótesis más extendida, que
es un aspecto “inherente” a la hipótesis de la Dinamo[6], cuyo “origen” se considera la
causa de que se generen los campos magnéticos terrestres, una deducción de los caóticos y aleatorios movimientos de metal líquido que
tienen lugar en el Núcleo externo del
planeta.
EOP con el efecto Coriolis[7], de los que ya hablamos en la Etiqueta
109, la que da explicación, como en BN++++b`09 cualquier
otro cuerpo celeste similar a la Tierra, a cómo se genera
un campo magnético externo, cuyo origen se encuentra en el movimiento de “convección” [8] del
hierro y níquel fundidos existentes en el Núcleo exterior (que rodea al Núcleo interno), y que unido al efecto Coriolis[7] que se produce por la rotación del planeta, hacen
generar corrientes eléctricas inducidas que a su vez generan un campo
magnético.
Estos mismos campos magnéticos se han detectado en otros muchos cuerpos
celestes, incluyendo a la mayor parte de estrellas como el Sol, sin embargo
otros como por ejemplo el planeta Marte, carecen de un núcleo magnético que genere un campo que a su vez pueda evitar el
bombardeo sistemático de ondas electromagnéticas y de cuerpos celestes externos.
Por lo tanto, cuando nuestro planeta gira el hierro-níquel fundido
de su Núcleo externo circula libremente,
obligando a los electrones libres a circular con él. Este movimiento “convectivo”[8] de partículas cargadas eléctricamente, genera un
campo geomagnético que coloca y sitúa sus polos positivo y
negativo en las regiones norte y sur,
fenómeno llamado efecto Dinamo[6], permitiendo que el campo magnético generado [al
igual que un imán] envuelva el planeta.
Este campo magnético terrestre o campo geomagnético generado desde el interior del planeta, se extiende desde el Núcleo terrestre hasta la Estratosfera
colisionando en la Ionosfera con el viento solar o campo de partículas energéticas y
cargadas que emanan del Sol. La magnitud e intensidad del campo geomagnético[9] en su superficie puede variar entre 25 a 65 µT (microteslas)
o (0,25-0,65 G).
El campo geomagnético se
puede asemejar al de un campo creado por un dipolo
magnético, que
en el caso de la
Tierra, se encuentra inclinado en 11,5º con respecto al eje de
Rotación (no confundir con la inclinación propia del eje de Rotación terrestre respecto al eje de la Eclíptica[10].
Este momento dipolar establece la intensidad del campo magnético es según medición de 8x1022amperiosxm2 en el último millón de años, medición
considerada como el “doble” de la media determinada
en la actualidad que se ha establecido en: 4x1022amperiosxm2. Esta reducción a la mitad en la intensidad del campo magnético[9] es la que ha “alertado” a los científicos
sobre la posibilidad de encontramos “cerca”
de una “inversión” de la polaridad terrestre.
6. HIPÓTESIS
DE LA DÍNAMO: es la teoría científica que intenta explicar el mecanismo por el
que un cuerpo celeste, como por ejemplo la Tierra, genera un campo magnético a
su alrededor. En el caso de la
Tierra se cree que su campo magnético está causado por el movimiento de “convección” que se produce en su masa de hierro y níquel fundidos del interior del Núcleo, que se une al efecto Coriolis que aparece por la rotación terrestre. Cuando un cuerpo fluido conductor se desplaza por un campo
magnético, aparecen corrientes eléctricas inducidas que generan “otro campo magnético”. Este
campo inducido unido al campo preexistente es el mismo efecto
que se produce en una dinamo: el campo total se sostiene a sí mismo.
7.
CORIOLIS [El Efecto]: El efecto Coriolis es
una fuerza inercial o ficticia descrita en 1836
por el científico francés Gaspard-Gustave Coriolis,
que aparece cuando un cuerpo está en movimiento sobre los objetos que se mueven
sobre su superficie. En el caso de la
Tierra aparece en los cuerpos que están en movimiento en su
superficie como consecuencia de la
Rotación, siendo la tendencia de giro según el hemisferio que
consideremos. La fuerza de Coriolis es realmente la suma de dos fuerzas: una
componente tangencial y una componente radial, siendo siempre perpendicular a
la dirección del eje de rotación del sistema.
8. CONVECCIÓN
[CONVECTIVO/A]: es una de las tres formas de “transferencia
del calor”. Se caracteriza porque se produce
siempre por un medio “fluido” [líquido, gas o plasma], que transporta
el calor entre zonas con diferente temperatura. La convección se produce
únicamente a través/ por medio de materiales, la evaporación del agua o fluidos.
La convección es en sí mismo: “el transporte de calor por medio del
movimientos del fluido”. Esta transferencia implica el
transporte de calor en “un volumen” y la mezcla de elementos macroscópicos de
porciones calientes y frías de un gas o líquido.
9.
INTENSIDAD DEL CAMPO MAGNÉTICO: es máxima cerca de los Polos y va disminuyendo a
medida que nos alejamos de ellos y nos acercamos al ecuador, donde es mínima. Se mide normalmente en Gauss (G) (la diezmilésima del Tesla), pero es normal
representarlo con nanoteslas (nT), siendo 1G=100.000 nT. El nanotesla
es denominado también 1 Gamma. El Campo Magnético
terrestre varia aproximadamente entre los 25.000 y
65.000 nT (0,25 a 0,65 G). Una medida de comparación que nos dar idea es
la del imán de una nevera, que tiene un campo de 100 Gauss. Se representa por
un campo de isolíneas de intensidad (similares
a la representación de los mapas topográficos), llamadas Cartas Isodinámicas.
10. ECLÍPTICA
[La] , [Plano de]: es la línea curva o órbita por la que transcurre
la Tierra en
su movimiento alrededor del Sol o viceversa el recorrido anual aparente del Sol
observado desde la Tierra.
El Plano de la
Eclípitica es el plano medio que forma esta órbita de la Tierra alrededor de Sol y
contiene dicha órbita. Este Plano se encuentra inclinado “unos” 23º27´ con respecto
al plano del Ecuador terrestre. Hemos dicho “unos” 23º27´ porque este ángulo de
inclinación ha sido variable en los miles de millones de años.
La Magnetosfera: el campo magnético que nos
protege
Se sitúa como
sabemos por encima de la Ionosfera, extendiéndose
varias decenas de miles de kilómetros hacia el espacio, como hemos
analizado en la Etiqueta 102. A su acción protectora se le unen los dos Cinturones Van Allen (el interior y el exterior) que son anillos de radiación de forma toroidal formados
por protones y electrones generados con la rotación del planeta y que se mueven
en espiral entre los polos magnéticos terrestres.
La magnetosfera es pues la
capa magnética que protege a la Tierra de los rayos cósmicos, los Vientos Solares
o
de las peligrosísimas Eyecciones de Masa Coronal (CME)[11] (Etiqueta 104), que podrían
destruir y arrastrar al cosmos a la Atmósfera terrestre.
Es por lo tanto “esencial” para la supervivencia
de la vida e incluye como capa de
defensa a la capa de ozono generada en la atmósfera, que tiene
la singularidad específica de proteger a la Tierra de la peligrosa radiación ultravioleta emitida por el
Sol.
Se estima que
la fulguración o erupción solar más poderosa
de los últimos 500 años producida por la cromosfera del sol, tuvo lugar en septiembre de 1859. Fue observada y estudiada por
el astrónomo británico Richard Carrington, y
dejó rastros en el hielo de Groenlandia en forma de nitratos y berilio-10 que aún
hoy día han permitido medir su potencia.
A través del Viento Solar llegan las partículas cargadas de
todos estos fenómenos que se producen en el Sol
y
que son atrapadas en su mayor medida por la magnetosfera y también por
los Cinturones de Van Allen, aunque, no obstante, hay partículas
que consiguen llegar hasta la Atmósfera y la
Ionosfera formando
las zonas aurorales que vemos. Sólo cuando estas tormentas
geomagnéticas son lo suficientemente fuertes para producir auroras boreales, son los únicos momentos en que
el viento solar es observable desde la
Tierra.
Llegados a
este punto creo necesario definir en
“este aspecto”, a nuestro principal enemigo el Sol y sus
poderosas capacidades de destrucción por sus radiaciones solares[12] de
ondas electromagnéticas, y que ocupan todas las longitudes de onda del “espectro electromagnético”,
desde las largas ondas de radio a las cortas
de los rayos gamma. A estas radiaciones se
pueden unir otras muchas acciones devastadoras.
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Progresión verificada del nº MANCHAS SOLARES Ciclos 23 y
24. Predicciones ene.2019
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Mediciones de los Ciclos solares de jun.2008 a jun.2019 y estimaciones
hasta jun.2023 (NOAA/SWPC |
Las acciones
del Sol: El Ciclo Solar 24
En la Etiqueta 104
se desarrolló ampliamente el tema al hablar tanto
de la insolación-radiación solar[12], como de los fenómenos cíclicos que se producen en el Sol: Erupciones,
Fulguraciones solares y las más peligrosas Eyecciones de su Masa Coronal (CME)[11] que suponen la liberación de inmensas cantidades de radiación electromagnética en todo el campo del espectro,
y que pueden alcanzar (si posicionalmente son coincidentes con nuestro planeta)
en menos de 8 minutos la superficie de la
Tierra y bombardear su magnetosfera.
Es por eso, por lo que los ciclos de actividad solar han estado sujetos desde hace bastantes años a un seguimiento especial,
dada la importancia que presentan sus fulguraciones
y posibles eyecciones de masa coronal[11].
El Space
Weather Prediction Center (SWPC) organismo de
la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica
de EE.UU, comúnmente conocida como NOAA,
fijó el 8 de enero de 2008 como el inicio del Ciclo Solar 24 (en el que
nos encontramos)o lo que es lo mismo, el inicio
del vigésimo cuarto Ciclo solar desde 1755, año en el que se inició
el registro sistemático de actividad de las
manchas solares.
Las manchas
solares
son zonas “oscuras” que aparecen en el sol (llamadas umbra),
que se sabe que tienen temperatura más baja que las zonas que la rodean
(o penumbra) que son de tono “más claro”. Pueden
llegar a medir individualmente hasta los 12.000 km
de diámetro (casi el diámetro de la Tierra), pero pueden aparecer agrupadas, dentro de un grupo de manchas que pueden alcanzar
los 120.000 km o más de diámetro. La umbra puede tener temperaturas de 4000 K (grados Kelvin) y la penumbra sobre los 5600
K.
Las manchas
solares
aparecen, crecen, varían de dimensión y aspecto, y tras uno o dos meses
que viene a ser el tiempo entre una a dos rotaciones solares, desaparecen. Estas
manchas solares están vinculadas con la
actividad solar,
habiéndose establecido sus ciclos en los 11 años.
Hay investigadores que han vinculado estos ciclos de 11 años con variaciones
en el clima terrestre, períodos de lluvia y sequía e incluso con las
variaciones en la longitud del día.
Esta actividad solar queda
recogida en los ciclos o predicciones establecidos por la SWPC. Cálculos que se toman en base a los valores
medios registrados en anteriores ciclos y que han tenido sorprendentemente un descenso
en otoño de 2013. David Hathway (NASA) rebajó
drásticamente la actividad solar situándola en
tan solo 69 manchas mensuales, dcumplirse, haría que el Ciclo Solar 24 fuera en esta fecha, el menor desde el Ciclo Solar 14 (febrero 1906), que tuvo tan solo 64,2 manchas mensuales. Sus efectos se encuentran
por determinar.
11.
EYECCIÓN DE MASA CORONAL [EMC]: es una onda formada
por la radiación y el viento solar que se produce y desprende del Sol en los
períodos de máxima actividad solar. Aunque estos fenómenos se pueden producir
en cualquier momento de la actividad del Sol, se ha observado que sus máximos ocurren en períodos de 11 años. Es un plasma consistente principalmente de electrones y protones que pueden contener
pequeñas partículas
pesadas como helio, oxígeno e incluso hierro, debidas a enormes
cambios y turbulencias producidas por el campo magnético de masa coronal y de las erupciones solares. Es una onda de
efectos muy peligrosos para la
Tierra y su campo magnético si se encuentra orientado al sur,
puede dañar los sistemas de comunicación transformadores, circuitos eléctricos,
etc., reduciendo el campo magnético terrestre durante un plazo de tiempo,
llamándose por ello “tormenta solar”. Si la orientación es al norte, su efecto
rebota en la magnetosfera.
12.
RADIACIÓN SOLAR: es el conjunto de las
radiaciones electromagnéticas emitidas por el Sol. El Sol es una estrella que
se encuentra a una temperatura media de unos 6.000ºK o 5.727ºC, en
cuyo interior se producen reacciones de fusión nuclear
que se traduce en una pérdida de masa que se
transforma en energía. Esta energía liberada la emite el Sol al exterior
mediante radiación solar, que se distribuye
desde la banda del infrarrojo hasta el ultravioleta.
Esta irradiación la distribuye el Sol “radialmente” en
torno a su esfera, por lo que no toda esta radiación llega a la
superficie de la Tierra. Además
las ondas ultravioletas mas cortas son absorbidas
por los gases de la atmósfera terrestre. Por lo
tanto la radiación solar que llega a la Tierra es la Irradiancia, que mide la
potencia por unidad de superficie que alcanza la Tierra, siendo esta unidad
el W/m² o vatio por m². En números absolutos la
radiación solar que recibe la
Tierra es de 63.450.720 W/m².
La energía que llega al exterior de nuestra atmósfera terrestre, perpendicular
mente a su superficie, se establece en una cantidad fija llamada “constante solar” = 1.373 W/m² según la escala del World Radiation Reference Centre o WRRC,y de 1.353 W/m², según fuentes de la NASA, siendo esta cantidad variable durante el año en un ±3% como consecuencia
de la “elipticidad de la órbita terrestre” en
torno al Sol. Ello quiere decir que su radiación aumenta
en órbitas más circulares y disminuye en órbitas más elípticas, lo
cual es otro factor a contemplar de cara a los cambios climáticos.
13. TEMPERATURA
O PUNTO DE CURIE (Tc): es la temperatura por encima de la cual un cuerpo
ferromagnético pierde su magnetismo existente,
comportándose como un material puramente magnético, sin orientación. Esta temperatura fue descubierta en 1895 por el físico francés Pierre
Curie. Descubrió que en todos los materiales
ferromagnéticos se producía un descenso de su magnetización hasta que la
temperatura llegaba a un valor crítico, al que
se ha denominado en su nombre como temperatura de Curie (Tc) y en la cual la magnetización es cero. Por encima
de esta temperatura los ferromagnetos se comportan como sustancias
paramagnéticas. Las sustancias en estado paramagnético, tienen la tendencia en los momentos magnéticos libres, a alinearse
paralelamente a un campo magnético, el fenómeno
será el ferromagnetismo.
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Procesos de “migración anual/es” del Polo Norte magnético
desde 1590 hasta 2020
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Los dos polos magnéticos se desplazan “independientemente”
el uno del otro, y no se encuentran perfectamente enfrentados
(alineados) en los lados opuestos del globo. Todo lo contrario, se desplazan de manera unilateral tanto en el Polo Norte como
en el Polo Sur a velocidades diferentes. Desplazamientos que puede ser
rápidos, como los detectados últimamente en el Polo Norte que han superado los 40
km/año (ver
imagen).
De las mediciones que ahora se tienen, recogidas a lo largo de los
últimos 180 años, el Polo Norte ha estado “migrando” de manera constante hacia el
noroeste, desde el Cabo de Adelaida (Canadá)
en la península Boothia en 1831, hasta la bahía Resolute situada a 600 km de distancia según
mediciones obtenidas en 2001.
¿Las Variaciones
o las Inversiones de los Polos magnéticos?
Cuando un material se ve sometido a altas temperaturas por encima del punto de Curie[13], los minerales de naturaleza ferromagnética contenidos en el mismo, modifican su estado magnético pasando a ser súper-paramagnéticos,
tomando la orientación magnética del momento en que se produce.
Se ha verificado que incluso en minerales con un campo magnético
pequeño (por su poco contenido férrico), que no alcanza los 60 microTeslas, se procede una “reorientación” de
los momentos magnéticos atómicos de estos minerales, que sitúan su dirección en
concordancia con la direccional masiva existente. Una vez el material se enfría
por debajo de su temperatura de bloqueo, la imantación inducida también se
bloquea, adquiriendo el material una magnetización
característica por termorremanencia.
Según los últimos estudios paleomagnéticos, se sabe que en los últimos 3,6 millones de años se han producido 9 inversiones de los polos
magnéticos, existiendo también al parecer una
coincidencia entre los procesos de inversión y los cambios
climáticos a escala global.
Se denominan a los cambios magnéticos que se producen en el espacio
temporal de un año o superiores como “variaciones
seculares paleomagnéticas” o lo que es
igual: “variaciones paleoseculares” de
los cambios del campo magnético. Se ha observado que también en intervalos de cientos de años, la declinación magnética terrestre
ha variado en decenas
de grados.
Sabemos asimismo, que la Tierra presenta una contribución significativa
hablando en términos dipolares, consecuencia de que
los polos no coincidan en su alineación. En los últimos 200 años la fuerza de ese dipolo
ha decrecido a un ritmo del 6,3% por siglo.
Otro dato que es “significativo” y que ha alertado a los científicos es
la disminución progresiva que está sufriendo la “intensidad” del campo
magnético, porque si continuara esta tasa de disminución de la intensidad del campo, éste se
podría llegar a anularse en un plazo de unos 1600
años. Frente a este dato es necesario también señalar, que la intensidad
existente se ha verificado que es similar al “promedio”
de los últimos 7.000 años, lo que ha hecho especular
que dicha tasa de cambio “actual” no sea del
todo anómala, aunque su disminución sea un hecho.
Como vemos, realmente se desconoce mucho al respecto, hay muchas
especulaciones en muchos campos y pocos hechos probados.
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Eyección de Masa Coronal del Sol (EMC), de gran influencia en la Tierra
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Se han realizado simulaciones por ordenador, observándose en ellas inestabilidades
en las cuales el campo magnético se ha invertido espontáneamente a orientaciones magnéticas contrarias. Este argumento viene respaldado
por las observaciones y estudio del campo magnético solar, en el cual como hemos citado, se experimentan inversiones espontáneas en períodos entre los 7 a los 15 años,
con una duración media de los ciclos solares
de 11 años, que es la adoptada para los
Ciclos Solares.
Pero hay una gran diferencia entre
el Sol y la Tierra.
En el Sol la intensidad magnética solar se “incrementa”
durante una inversión magnética, mientras que en el caso de la Tierra se cree que las inversiones
parecen suceder tras una “disminución” en la
fuerza del campo magnético propio. Este es
uno de los hechos que ha llevado a los científicos a determinar que podríamos estar ante una “próxima” inversión geomagnética.
Ya hemos citado en otras páginas, que se viene observando en los últimos decenios
una disminución magnética en la
Tierra, de la que tenemos un ejemplo con la aparición de la
denominada Anomalía del Atlántico Sur [AAS] que citamos en la Etiqueta 104, a la que se considera
como un posible inicio de que se está pudiendo producir un desplome del campo
magnético.
Existen “otras opiniones” científicas
como la encabezada por Richard A. Muller,
que señala que las inversiones geomagnéticas
no son procesos espontáneos sino la consecuencia de acciones o eventos externos de una muy diversa “índole”,
los cuales interrumpen el flujo convectivo del Núcleo
de la Tierra,
conduciendo a una interrupción a gran escala de la dinamo terrestre, y
desactivando el campo magnético. Y establecen como teoría, que cuando el campo
magnético se recupera y se rehace, elige de manera “espontánea”
una u otra polaridad, pudiendo
producirse una inversión sobre la anterior.
Tales reversiones de los polos magnéticos no han sido todavía
comprendidas por la ciencia, pero parece que hay una
opinión mayoritaria que la “fundamenta” en la propia dinámica interna del planeta.
El geofísico Dan Lathrop expuso en un artículo
los experimentos realizados en laboratorio, donde
ha creado su modelo de Tierra construyendo una esfera de 26 toneladas,
con un movimiento y núcleo análogo al del planeta pero ejecutado
con sodio, lo que le ha permitido a través de su experimento estudiar y observar
el campo magnético generado. De este inmenso experimento de laboratorio, Lathrop obtuvo entre otros resultados que la “reversión” que se produce en el campo magnético es debida al azar y al “caos”, conclusión que no
ha sido admitida por la comunidad científica.
“Albert Einstein, al que nunca debemos olvidar, estableció en
sus escritos que el origen del campo magnético de la Tierra era uno de
los cinco problemas no resueltos y más importantes
de la física”.
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Llamarada solar M3.2 de 19.en.2012. Satélite SDO (NASA)
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La Anomalía del Atlántico Sur [AAS] sufre una “misteriosa”
transformación en mayo/2020
La Anomalía
magnética del Atlántico Sur ya citada en la Etiqueta
104-9@, es
una región del planeta en donde se ha observado una disminución
del campo magnético terrestre del primer “cinturón
interior” Van Allen, reduciéndose este escudo natural a unos
pocos cientos de kilómetros desde la superficie del planeta [unos 200 kms.]. Esta anomalía
magnética se encuentra situada en medio del Atlántico sur, comprendiendo
una vasta región que se extiende desde la América del sur (a la altura de Brasil-Argentina),
hasta las costas meridionales de África [ver imagen]. Desde su
descubrimiento dicha AAS ha supuesto una
incógnita para los científicos por dos razones
fundamentales: su naturaleza y origen, y su significado como un
posible antecedente de la inversión geomagnética. Imagen AAS.1
Etiqueta 104-9@: https://juan-adia.blogspot.com/search/label/104%20-%209%40.LA%20TIERRA%3A%E2%80%9Cuna%20historia%20interminable%E2%80%9D.%20Insolaci%C3%B3n%20y%20Radiaci%C3%B3n%20solar.%20Eyecci%C3%B3n%20de%20masa%20coronal.%20Magnetosfera%20y%20cinturones%20Van%20Allen.%20Temperatura-Presi%C3%B3n%20y%20Densidad%20del%20planeta
Recordemos que los cinturones Van Allen como hemos citado son “asimétricos”
respecto del eje
magnético
del planeta, eje que como sabemos se encuentra inclinado a 10,5º respecto del eje rotacional terrestre, y que
como vimos a su vez en la Etiqueta 101, este eje
rotacional, también se encuentra inclinado 23º27´
respecto al plano de la eclíptica. La intersección entre ambos ejes no
se encuentra situada en el centro del planeta sino a
500 kms. al norte, así que el “cinturón
interior” Van Allen se ubica más cerca de la superficie terrestre sobre
el océano Atlántico.
En la imagen vemos
en color rojo sobre un mapa reflejado el ámbito
de la Anomalía de Atlántico Sur, que se
presenta como una “depresión en el campo magnético
terrestre”, una bajada que permite que los rayos cósmicos y partículas
cargadas puedan alcanzar con sus efectos nocivos,
bajas altitudes sobre la superficie terrestre. La
forma que adopta la AAS cambia con el tiempo,
pero no solo a largo o mediano plazo, sino que puede hacerlo durante el día.
Esta anomalía a la altitud de 500 kms., se desarrolla como vemos desde los paralelos geográficos –50º
a los 0º de latitud, y desde los meridianos geográficos –90º
a los 40º de longitud.
Su importancia deviene, de que el
campo magnético al estar debilitado, convierte a la región en donde se produce una mayor radiación solar, situación muy importante
para el paso de satélites y naves espaciales.
Estas implicaciones, unidas a que su origen y consecuencias no son conocidas,
ha motivado a los científicos a un estudio de la región y una vigilancia
permanente del fenómeno.
Imagen AAS.2
ADENDA de mayo/2020. Como
consecuencia de la vigilancia y seguimiento de dicha ASS, se ha observado en unas recientes imágenes tomadas por
los satélites Swram de la Agencia Espacial
Europea, que la Anomalía del Atlántico Sur que
se presentaba como un solo campo integrado, en las imágenes recientemente ofrecidas
por Swram se observa un principio de división en dos zonas, lo cual aumenta la debilidad del campo magnético y la
posible afectación de nuestros satélites de comunicaciones. Imagen AAS.2
Esta “misteriosa”
transformación cuyo “origen” como hemos citado se desconoce, ha alarmado al
mundo científico al desconocer si el proceso va a continuar, o supone un
aviso sobre cambios más transcendentes del campo magnético que pudieran
conllevar a una inversión próxima del campo
magnético terrestre.
Un nuevo estudio llevado a cabo por
investigadores de la Universidad de Liverpool
recientemente publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences analiza este
desdoblamiento y ha establecido textualmente:
“El
campo magnético de la Tierra se genera en el núcleo exterior por convección de
hierro líquido y protege la atmósfera de la erosión eólica solar. La anomalía
más sustancial en el campo magnético se encuentra en el Atlántico Sur (SA). Una
conjetura importante es que esta región podría ser un sitio de anomalías
recurrentes debido a condiciones inusuales del manto del núcleo, pero esto
no ha sido probado previamente en escalas de tiempo geológicas. Con datos
paleodireccionales de rocas de Santa Helena, una isla en las SA, mostramos que
el comportamiento direccional del campo magnético en las SA también varió
anómalamente entre ∼8
millones y 11 millones de años atrás. Esto apoya la hipótesis de que la interacción núcleo-manto se
manifiesta en el comportamiento del campo geomagnético a largo plazo de esta
región”.
“El
campo magnético de la Tierra se caracteriza actualmente por una anomalía grande
y creciente en el Océano Atlántico Sur. La cuestión de si esta región de la
superficie de la Tierra está sujeta preferentemente a una mayor variabilidad
geomagnética en escalas de tiempo geológicas tiene importantes implicaciones
para la dinámica del núcleo, la interacción núcleo-manto y la posibilidad de
una inminente inversión de polaridad magnética. Aquí presentamos datos
paleomagnéticos de Santa Helena, una isla volcánica ideal para probar la
hipótesis de que el comportamiento del campo geomagnético es anómalo en el
Atlántico Sur en escalas de tiempo de millones de años. Nuestros resultados,
apoyados por pruebas de inversión y contacto horneado positivo, producen una
dirección media que se aproxima a la esperada de un dipolo axial geocéntrico
para el intervalo de hace 8 a 11 millones de años, pero con una dispersión
direccional asociada muy grande. Estos hallazgos indican que, en escalas de
tiempo geológicas, la variación secular geomagnética aumenta de manera
persistente en las cercanías de Santa Elena. Esto, a su vez, apoya al Atlántico
Sur como un lugar de comportamiento geomagnético inusual que surge de la interacción
núcleo-manto, mientras que también parece reducir la probabilidad de que la
anomalía regional actual sea un precursor de una inversión de polaridad global”.
"Nuestro estudio -afirma Yael Engbers, autor principal de
la investigación- proporciona el primer análisis a largo plazo del campo
magnético en esta región, que data de millones de años y revela que esta
anomalía no es única, ya que existían otras similares hace entre ocho y 11
millones de años".
Ellos son los expertos, por nuestra
parte “simplemente” establecemos la anomalía detectada y si la misma puede ser
el presagio de una inversión próxima de los polos magnéticos terrestres, el
tiempo lo dirá, simplemente significo que esto no nos debería extrañar, ya en
los miles de millones de año del planeta se tiene constancia científica
de la existencia de miles de cambios de polaridad y realmente “una más” en los
cientos de miles de años, tampoco sería una “anormalidad” si nos situamos en las edades de la Tierra.
La gran pregunta es ¿estamos
preparados científicamente para “abordar” dicha situación, a pesar de que
conocemos el fenómeno?. Creo sinceramente
que NO.
¿Cuál es el futuro del campo magnético?
Se ha verificado con exactitud y se ha detectado según zonas del
planeta, una disminución en los últimos 150 años
del campo magnético entre el 10 y el 15%,
habiéndose acelerado de manera continua esta “disminución” en los últimos años,
alcanzando un máximo del 35% por encima del
valor más reciente.
También se ha verificado en los registros de que se dispone de los
campos magnéticos del pasado, que esta tasa de disminución se encuentra dentro de
una variación media normal, la Tierra
no obstante una vez más puede marcar con sus hechos los tiempos.
Se desconoce si el decaimiento continuará al no haber sido observada ni analizada por la ciencia hasta nuestros
días ninguna inversión geomagnética, y desconocer cuáles son las causas que la producen.
También se desconocen los efectos que
pueden producir en el planeta tal inversión, que en el menor de los casos se
sabe que durante el período de inversión, al
desaparecer el campo, expondrá a la superficie del planeta a un sustancial
aumento de la radiación cósmica y solar, que
alterarán sustancialmente la vida sobre el planeta.
En la imagen sobre la “migración” del Polo Norte,
se establece una previsión hasta el 2020, aunque
realmente se desconoce si esta progresión se irá acelerando
o por el contrario el movimiento del Polo Norte magnético cambiará su sentido.
Última inversión magnética: La reversión de Brunhes-Matuyama
La reversión magnética de Brunhes-Matuyama (Etiqueta 109) fue la última inversión del campo magnético
terrestre y se produjo hace aproximadamente 780.000 años, últimamente se ha
determinado como cifra más exacta los 786.000
años, y se denomina así en honor
a los físicos Bernard Brunhes y Motonori Matuyama.
Sería en 1906 cuando el geofísico
francés Bernard Brunhes, en base a sus
pioneros estudios sobre el paleomagnetismo,
encuentra ciertas rocas de un flujo de lava en el departamento de Cantal [región de Auvernia-Ródano-Alpes]
que se encontraban magnetizadas en sentido “opuesto” al actual campo magnético.
A través de sus investigaciones verificó que el Polo
Norte magnético de estas rocas se encontraba cerca del actual Polo Sur geográfico,
de lo que se podía deducir, que en algún momento de la historia de la Tierra el campo magnético terrestre se debía de haber invertido.
Tal afirmación no sería aceptada hasta transcurridos más de 50 años.
La inversión de hace 780.000 años pudo durar
varios milenios, aunque hay científicos que determinan que ésta última reversión
magnética ha podido ser de las más cortas,
estimándose el período del cambio en unos cien
años. La Tierra actual no obstante un espacio de tiempo tan extenso sin
protección geomagnética es de una supervivencia difícilmente comprensible, ya
que sin una “defensa” geomagnética del planeta
durante un plazo de decenas de años, el actual mundo dependiente y regido
por las comunicaciones-información de satélites geoestacionarios, supondría
retos impensados para el hombre al día de hoy. Podría suponer retroceder en la
era de las telecomunicaciones a la Edad de Piedra.
Se ha podido verificar también que esta paralización del campo geomagnético,
no es de la misma duración en todos los puntos del globo, dependiendo mucho de
la latitud geomagnética y los efectos locales. Los estudios de este evento han
sido útiles a la hora de datar sedimentos oceánicos y muestras del vulcanismo,
siendo últimamente a través de estos estudios paleomagnéticos de las rocas, los
que han aflorado datos sobre la duración de esta última inversión magnética.
► Seguirá en la 22@ PARTE, Etiqueta 118
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Viento solar permanente de partículas que bombardea el planeta
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Llamarada solar X2.1 de 25.oct.2013. Satélite SDO (NASA)
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