William
"Bill" Watterson II
La TIERRA
Un planeta “ricitos de oro” y la misión de Kepler
Como hemos visto en
páginas anteriores, hace 4.567´2 millones de años
el colapso gravitacional[1] que originó nuestro Sol, creó también un disco
circunestelar[2] con el material “sobrante”. En las decenas-centenas de millones de años posteriores con los
materiales y objetos astronómicos de este disco circunestelar, a su vez se fueron generando el resto de los planetas y cuerpos
existentes en el Sistema Solar. La acreción[3] de estos
materiales involucró a una inmensa cantidad de desechos
estelares, embriones planetarios o planetesimales[7].
En el interior de la incipiente TIERRA, esta serie de colisiones generaron elevados niveles de calor
y de presión, provocando que se derritiera en su superficie y los metales fundidos del manto
profundizaran hacia su interior, creando su actual núcleo de NiFe [níquel-hierro] [4].
Los científicos
establecen que la TIERRA pudo crecer inicialmente de
una forma “rápida” hasta un 60% de su tamaño actual
sobre los 4.550 mill.años, produciéndose después “una
pausa” que pudo durar decenas de millones de años. Dentro del sistema solar
este 60% fue suficiente para originar el germen de lo que posteriormente sería
el único planeta habitado, el planeta Tierra, y este hecho indubitado como
iremos viendo, no era una situación normal.
La Tierra
hasta el día de hoy, es el ÚNICO planeta del Sistema Solar
en donde EXISTE VIDA, y mucho más: de “vida inteligente”. Lo más misterioso en la historia de este SUPERORGANISMO, es
que una serie de hechos concatenados, muchos de ellos accidentales, han
posibilitado tras el paso de miles de millones de años, que la TIERRA
fuera “habitable”.
Los investigadores
consideran que esta Tierra “inicial” se sitúo en la llamada zona “ricitos de
oro”, una expresión que ha sido adoptada coloquialmente por la ciencia
para designar a todo aquél exoplaneta[5] que se sitúa por
la distancia a su estrella, en la llamada zona o banda
habitable. Dentro del Sistema Solar los astrónomos han estimado que su zona habitable podría oscilar entre las 0,8 y 1,35 ua[6] [es decir de los 120 a los 200 mill.kms.], habiéndose situando la Tierra actual en el Sistema
Solar a una distancia de 1 ua [150 mill.km.] [6], aproximadamente en la mitad de
este ámbito.
Sistema Kepler 452b
|
Kepler: Planetas extrasolares |
1. COLAPSO GRAVITATORIO o GRAVITACIONAL: es el desmoronamiento hacia dentro
de un “cuerpo estelar” debido al efecto de su
propia gravedad hasta formar un agujero negro. Los sistemas que pueden sufrir
un colapso gravitatorio son estrellas [que pueden dar lugar a supernovas, estrellas de neutrones o agujeros negros]
o grupos
“masivos” de estrellas como los Cúmulos
globulares o las galaxias en su zonas
más densas.
2. CIRCUNESTELAR [DISCO]: es una estructura material
constituida por gas, polvo y objetos rocosos o hielo [planetesimales], que
pudieron originarse durante la fase de formación de la estrella, y que tienen
forma de anillo o toro y se sitúan en torno a una estrella.
3. ACRECIÓN o
Acrecimiento: es en Astronomía y Astrofísica, la formación por
colapsamiento gravitacional de los materiales existentes en los discos circunestelares, que crean las estrellas,
planetas, satélites, etc.. Es una teoría propuesta en 1944 por el geofísico
ruso Otto Schmidt.
4. NiFe:
expresión abreviada que expresa una mezcla de Ni: niquel y Fe: hierro. En
geología sirve para describir la composición general del Núcleo de la Tierra que se encuentra
compuesto por Hierro + un 5ª 10% de Níquel + otras cantidades menores de otros
elementos ligeros, azufre, oxígeno. Últimamente se ha especulñado con la teoría
de la existencia de importantes cantidades de otros elementos pesados entre los
que podría estar el Oro, Mercurio, Iridio, Plomo y el Uranio.
5. EXOPLANETA o PLANETA
EXTRASOLAR: es un planeta que orbita en una estrella diferente al Sol y
que por lo tanto no pertenece al Sistema Solar. La primera detección confirmada
de un planeta extrasolar que orbitaba alrededor de la estrella extrasolar Helvetios en la Constelación de Pegaso situada a 50,9 ±
0,3 años-luz, es el planeta Dimidio un
gigante gaseoso de unas 150 MTierra, inicialmente llamado 51 Pegasi b, y descubierto el 6 de octubre de 1995 por los astrónomos Michael
Mayor y Didier Queloz del Observatorio de Haute-Provence. Este descubrimiento
ha marcado y supuesto un “gran avance” de la
investigación astronómica, al establecer que planetas de tipo gigante podían
existir en órbitas de corto período, situación anteriormente no considerada.
6. UNIDAD ASTRONÓMICA
(ua, au):
se denomina a una longitud igual a la de la distancia media entre la Tierra y el Sol, que se
estima en 149.597.870.700 metros o lo
que es igual a 149,598 millones de kilómetros.
7. PLANETESIMALES: son objetos sólidos que forman parte de los discos
protoplanetarios. Las partículas sólidas más masivas que contiene esa primitiva
nebulosa de gases y polvo que forma el disco, a través del tiempo y las fuerzas
magnéticas actúan como núcleo de condensación de las pequeñas partículas, dando
lugar a objetos sólidos cada vez de mayor dimensión y que en el transcurso de
millones de años forman los satélites y los planetas.
La misión
de Kepler,
Antes de continuar,
viene al hilo establecer la misión científica del satélite
Kepler, la primera realizada por el mundo científico en ésa búsqueda
constante por descubrir planetas habitables similares
a la Tierra.
El satélite Kepler tuvo ése objetivo principal en
su misión: intentar descubrir aquellos planetas situados en una zona “ricitos de oro” de la habitabilidad fuera del
Sistema Solar.
El satélite Kepler el 6 de marzo de 2009, fue situado en
una órbita elíptica de 372 días alrededor del Sol y a una distancia similar a
la que orbita la Tierra. Estaba
dotado con un telescopio espacial que le
permitía estudiar planetas extrasolares o exoplaneta[5], que pudieran
tener una serie de factores considerados por los científicos esenciales para la
existencia de vida: una masa y un radio similares a nuestro planeta, agua líquida, una composición
atmosférica adecuada y disponer de ésos rasgos básicos y únicos que se
dan en nuestro planeta y que le han servido para “propiciar”
la vida.
Su misión terminó en
agosto de 2013 [aunque fue prolongada hasta el 2016 y posteriormente siguió
generando datos], habiéndose creando con los datos recibidos el Kepler Input Catalog [KIC][8] con una base de datos de
búsqueda de nada menos que 13,2 millones de
objetivos.
De los resultados
obtenidos por Kepler, los científicos han
estimado la existencia tan solo en la Vía
Láctea de más de 40.000 millones de planetas “ricitos de oro”,
de los cuales unos 11.000 millones
orbitarían alrededor de una estrella similar al Sol.
Los candidatos
análogos a la Tierra
que cuentan al día de hoy con una mayor similitud, serían Kepler-438b y el Kepler-296e,
que se sitúan a la muy respetable distancia de unos 473
y 669 años-luz de nuestro Sistema Solar. Esto nos da una idea de la magnitud observada
y encontrada, y de lo “cortos” que han empezado a quedar los cálculos de la Ecuación de Drake[9].
El 23 de julio de 2015 se hizo quizás el mayor
descubrimiento por Kepler, la del exoplaneta Kepler
452b que orbita en torno a una enana amarilla del tipo G2 que se
encuentra situada a una distancia de 1400 años-luz del Sistema Solar. Kepler 452b es el primer planeta cuya existencia ha
podido ser confirmada, y ha sido considerada por el mundo científico como una supertierra que orbita dentro de la llamada zona de
habitabilidad o ricitos de oro. Con una masa estimada en 4,72 masas terrestres, una órbita
alrededor de su estrella cada 385 días y una
atmósfera similar a la de la
Tierra tiene una temperatura media de unos 29,35ºC, tan sólo 22ºC por encima.
El impacto de TEA o THEIA
1. KEPLER INPUT CATALOG
[o KIC]: Con una base de datos de 13,2 millones de objetivos
públicamente establecidos en el Programa de Clasificación Espectral de Kepler,
es uno de los pocos catálogos completos de estrellas realizados dentro del
campo de visión de una nave espacial, aunque tras su detección, sólo 1/3 del
catálogo pudo ser analizada por la nave espacial. El catálogo realizado por
Kepler incluye: masa, radio, temperatura efectiva, metalicidad y extinción de
enrojecimiento. No todas las estrellas catalogadas tienen planetas confirmados
ni obtienen la designación de objeto de interés por Kepler.
2. ECUACIÓN de DRAKE [La]: concebida por el radioastrónomo y
presidente del Instituto SETI, Frank Drake
formuló una ecuación [1961] con el propósito de estimar la cantidad de
civilizaciones en nuestra galaxia la Vía
Láctea, susceptibles de poseer emisiones de radio
detectables. Nuestro sol es sólo una estrella solitaria entre las 7×1022
estrellas del Universo
observable. La Vía Láctea
es sólo una de entre las 22000.0001000.000 de galaxias del Universo.
Ecuación de Drake,
está basada en varios
parámetros:
N = R *•fp •ne •fl •fi •fc •L
N = R ∗ ⋅ f p ⋅ n e ⋅ f l ⋅ f i ⋅ f c ⋅ L {\displaystyle N=R^{*}~\cdot ~f_{p}~\cdot
~n_{e}~\cdot ~f_{l}~\cdot ~f_{i}~\cdot ~f_{c}~\cdot ~L} Donde N representa el número de
civilizaciones que podrían comunicarse en
nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Este número depende
de varios factores:
· R * es el ritmo anual de formación de estrellas "adecuadas" en la galaxia.
· fp es la fracción de estrellas que tienen planetas en su órbita.
· ne es el número de planetas orbitando dentro de la ecosfera de la estrella (las órbitas cuya distancia a la
estrella no sea tan próxima como para ser demasiado calientes, ni
tan lejana como para ser demasiado frías
para poder albergar vida).
· fl es la fracción de planetas dentro de la ecosfera en los que la vida se ha desarrollado.
· fi es la fracción de planetas en los que la vida inteligente se ha desarrollado.
· fc es la fracción de planetas donde la vida inteligente ha desarrollado
una tecnología e
intenta comunicarse.
· L es el lapso, medido en años, durante el que una civilización inteligente y comunicativa
puede existir.
Cuya
solución simplificada dada por Drake para la
Vía
Láctea sería: N =10 . 0,5 . 2 . 1 . 0,01 . 0,01
.10000 = 1
La
ecuación ya se considera superada, existiendo muchas especulaciones sobre la
evolución de la propia ecuación.
3. PROTOPLANETA: son planetas pequeños
que se consideran como cuerpos celestes “embriones
planetarios” con un tamaño similar al de la Luna, y que se encuentran
presentes en todos los llamados discos
protoplanetarios. Su origen se considera que proviene de los choques de planetesimales de hasta 1 km. de diámetro que al
colisionar entre ellos pueden formar protoplanetas
de 100 a
1000 kms. de diámetro e incluso mayores, como en el caso de TEA. Cada protoplaneta se ve perturbado en su órbita
por otros protoplanetas, cuya interacción puede
generar choques entre ellos, y cuya acumulación de impactos y
absorciones podría formar planetas.
El impacto de TEA
[THEIA] y la
formación de la LUNA
Hasta que en 2010 el Dr.
John Rudge de la Universidad
de Cambridge, en base al decaimiento radiactivo del hafnio 182 al convertirse en tungsteno
182, vino en datar de la forma más
exacta hasta la fecha la edad de la Tierra en 4.470 millones
de años, con
una desviación del ±1%, la edad del planeta no se conocía.
Si la datación más exacta de la edad del Sistema Solar es de 4.567´2 millones de años, quiere ello decir que el planeta Tierra pudo tardar en formarse tras su acreción inicial unos 100
millones de años “después”, a partir de los planetesimales[7] o granos de partículas y polvo
interestelar que al chocar entre sí, se iban uniendo formando cuerpos más
grandes.
Pero hoy sabemos, que en estos 100 millones de años sucedieron otros fenómenos esenciales para el planeta, que dan respuesta entre
otras cosas a la propia existencia de la Luna.
La revista Sciencie
publicó en el mes de junio de 2014 un trabajo
de investigación presentado por el Instituto Niels
Bohr de la Universidad
de Copenhague en la
Conferencia de Geoquímica de Goldschmidt [California], que nos
ha venido a «confirmar» que un protoplaneta[*1] de tamaño similar a Marte, chocó con la Tierra saliendo
impulsados en el impacto materiales al espacio, que conformarían posteriormente
la Luna.
La confirmación
se ha basado “científicamente” en las mediciones realizadas sobre la abundancia
de isótopos del oxigeno
[16O, 17O y 18O],
titanio , silicio
y otros elementos, realizadas directamente
sobre las muestras de “las rocas lunares” que
fueron traídas en los viajes realizados a nuestro satélite. Ahora podemos especular
con bastante seguridad, de que si TEA no
hubiera impactado con la Tierra,
quizás no hubiera habido una Tierra tal y como la conocemos.
¿Por Qué y Cómo sucedió este gran impacto?.
La teoría científica
más aceptada de ése “gran impacto” , denominada como la Giant impact hipótesis, sirve para
explicar la formación de la Luna, y viene a establecer que al
crearse nuestro Sol, en el Sistema Solar, aparte
de crearse la Tierra, también
se formó otro protoplaneta[11] al que se ha denominado como TEA o Theia, que en sus inicios y con una masa parecida a la
de Marte, “oscilaba” en una órbita similar a la de la Tierra.
Ya en 1772 el
matemático Joseph-Louis de Lagrange, había
establecido la existencia de cinco puntos en la órbita terrestre, en
donde los efectos de la gravedad del planeta se anulaban en relación a la
gravedad ejercida por el Sol. También
estableció Lagrange matemáticamente, que la
órbita de la Tierra
que se sitúa a una distancia de 150 millones de kms.
del Sol, dos de esos puntos eran “estables”
y los denominó como puntos L4 y L5. Es decir, eran puntos que potencialmente podrían
“permitir la acreción” de materiales por otros
cuerpos mayores, en competencia con la
gravedad de la propia Tierra.
Se piensa que TEA debió de comenzar a
formarse en el punto L4, dentro de la misma
órbita y a los 60º [ver imagen 6]. Cuando TEA merced a esta
incorporación de materiales, alcanzó un tamaño-masa similar al de Marte, se calcula que unos
20 o 30 mill.años después de los 4.567´2 mill.años de la formación del Sol [hace unos 4.533 mill.años], TEA se volvió lo
suficientemente masivo para que su fuerza gravitacional lo impulsara fuera del punto L4, cambiando su distancia
angular con la Tierra y terminando por chocar
contra ella en un ángulo oblicuo y a una velocidad de unos 40.000 km/h.
La energía involucrada en esta colisión tuvo que
ser de de dimensiones colosales, en la que miles de billones de toneladas de material se habrían
evaporado y derretido, llegando la
TIERRA en algunos puntos a temperaturas superiores a los 10.000º C. La
Tierra tuvo que convertirse en una bola incandescente e
indescriptible, en el que la actividad plutónica interna del planeta que
alimentaba incesantemente ese mar de magma.
En el inmenso impacto que se produjo [pensemos
que TEA era de una dimensión similar a Marte], los elementos más
pesados del núcleo de TEA se hundieron y se fusionaron con el Núcleo del centro de la TIERRA.
Otros, los “menos pesados”, el
impacto los desplazó de su manto y de la
corteza terrestre y se mezclaron, siendo expulsados al espacio formando
la que se convertiría en nuestra LUNA, por la fuerza de su propia gravedad . La importante cantidad de energía que se liberó
en el impacto pudo haber derretido toda la corteza superficial de la TIERRA y como veremos también la de la Luna,
creando un océano de magma durante decenas de millones
de años.
La
hipótesis sobre las DOS lunas
En la actualidad se han realizado simulaciones
por ordenador que han sugerido “nuevas hipótesis”. Se piensa que entre 1 y 100
años después del impacto, un 2% de la masa original de TEA
pudo formar un disco de escombros que terminaría fusionándose bien con la Tierra, o bien formando la Luna. Incluso se ha considerado
como factible que inicialmente se hubieran formado dos satélites a unos 20.000 kms. de la Tierra. Esta
luna interna y más próxima, 1.000 años después de su formación pudo acabar
volviendo a colisionar con nuestro planeta a causa de las fuerzas
gravitatorias.
Estas simulaciones no
ponen en duda las evidencias encontradas sobre el escenario de este
impacto, realizadas como hemos citado, en base a las rocas recogidas en las
misiones Apolo, que han mostrado la similitud de los isótopos de oxígeno [16O, 17O y 18O] con
los existentes en la Tierra.
Se ha podido probar científicamente que la LUNA se encuentra formada mayoritariamente por los mantos
de la TIERRA
y los de TEA.
La Tierra tras el impacto de TEA
Durante centenares de millones de años era una masa incandescente, con una intensísima actividad volcánica [que como veremos, contribuyó
posteriormente a la creación de las primeras formas de vida], y cuyo calor
procedente de las rocas fundidas del manto,
unido a la temperatura exterior existente, no
permitía que los materiales vertidos a la superficie exterior de la Corteza terrestre se
solidificaran. El propio “impacto” también produjo unas condiciones extremas de presión y temperaturas de hasta los 4000ºC,
fundiendo y vaporizando la roca y otros materiales, que en un gran volumen
fueron expulsados a la atmósfera del planeta hasta miles de kms. de altura,
provocando una inclinación el eje
de la Tierra
23,5º de
su plano sideral[*1], lo que fue la causa de la aparición en el planeta de
sus cuatro estaciones climáticas.
A esta intensa actividad, a la que “coadyuvó” el no tener la Tierra entonces una atmósfera y un campo magnético protector, se le
unirían las fuertes tormentas eléctricas; la
acción producida por los rayos ultravioletas;
la radioactividad y las tormentas solares, así como los numerosísimos impactos de meteoritos. Estudios recientes parecen
avalar la existencia inicial de una atmósfera
primitiva muy densa, una especie de “sopa
densa de gases”
que impedía la disipación del calor terrestre por irradiación, dando lugar a un
mayor aumento del calor en la
Corteza terrestre y a la fusión de capas superficiales del
planeta.
La
Tierra
en esta fase inicial de cientos de millones de años,
era un planeta sin capacidad para la generación de la vida.
Después de un período
seguramente de unos mil millones de años [hace unos 3500 mill.años], esta intensísima
actividad plutónica se habría ido rebajando, habría generado por la actividad
plutónica una gran cantidad de gases, entre los
que se encontraban los de tipo invernadero, así
como inmensas cantidades de vapor de agua
contenido y atrapado en el interior de las rocas de la masa eruptiva, o formado
tras la combinación del O2 con metano y amoníaco, que fueron los elementos
básicos de la composición de esta atmósfera primitiva.
Con todo ello se formó
una atmósfera que quedó «atrapada» por el ámbito gravitacional de la Tierra, dado el incremento
sufrido por su masa, y que gradualmente tras decenas de millones de años
permitió reducir las temperaturas en la superficie
y la formación de una corteza terrestre solidificada.
Esta en síntesis es la teoría científica más aceptada hoy día y que explica la
aparición de mares y océanos y mucho más tarde de la VIDA, desechando la teoría de
la Panspermia[*1].
Hoy día los geólogos en base a los estudios
realizados en las emanaciones de las grandes erupciones ya han demostrado, que
los principales componentes gases que envían a la atmósfera las erupciones
volcánicas son el H2O [68%], el CO2 [13%]
y el N2 [8%], proporciones detectadas
por ejemplo en el Halema´uma´u caldera del Kilauea en Haway, siendo el resto principalmente humos sulfurosos. Según el geólogo norteamericano William W. Rubey, el 99% de los gases
existentes en la atmósfera proceden del propio Manto
terrestre.
Estas ingentes
cantidades de agua emanadas en las erupciones
volcánicas en forma de vapor y en los procesos geotermales, una vez
enfriadas en la atmósfera, se fueron condensando
en forma de lluvia y sirvieron para generar y
alimentar ríos, lagos y corrientes de aguas tanto superficiales como
freáticas, que como sabemos terminaron convirtiéndose en mares y océanos. Merced
a la evaporación en las capas superficiales de los mares y océanos, se generó en
la atmósfera el ciclo de evaporación ~
condensación ~ precipitación, siendo ésta la tesis
científica más «aceptada» sobre el
origen del agua en la Tierra.
Existen evidencias de que los océanos
primitivos se mantuvieron en estado líquido, en contradicción con la
llamada “paradoja del sol jóven y débil” [12]. Se sabe que a pesar de que el sol tenía
un 30% menos de calor, el agua se mantuvo liquida en el planeta gracias a los gases de efecto invernadero [que curiosamente ahora
tanto nos preocupan], y que en esta fase inicial sirvieron para bloquear la pérdida de calor de la Tierra y con ello la desaparición del agua de los mares y océanos.
La antigua teoría de que los océanos existentes
se formaron con el agua procedente de asteroides y
meteoritos, ya ha sido desestimada, aunque estas aportaciones pudieron
tener alguna incidencia hasta que el campo magnético terrestre se formara sobre
los 3.500 mill.años. Lo veremos más adelante.
1. PANSPERMIA: hipótesis que propone que la Vida
pudo tener su origen en cualquier parte del Universo, y no proceder directa y
exclusivamente de la Tierra. Según
esta teoría, la “Vida tuvo que provenir del exterior” y
las primeras formas de vida habrían llegado en meteoritos
o cometas desde el espacio. El término fue defendido por el biólogo
alemán Hermann Richter en 1865, siendo
utilizado en 1908 por el químico sueco Svante August Arrhenius para explicar el comienzo de
la vida en la Tierra. La
teoría recupera una vieja idea de Anaxágoras
enunciada en la antigua Grecia en el siglo VI a.C.
2. PARADOJA DEL SOL JÓVEN Y
DÉBIL: describe la
“contradicción” entre las observaciones verificadas y que muestran “agua
líquida” de forma temprana en la
Historia de la
Tierra, y las observaciones “astrofísicas” que apuntan a que
el Sol brillaba sólo a un 70% de su intensidad actual, transmitiendo por lo
tanto un 30% menos de energía al espacio.
|
Imagen 6 |
La
LUNA
Es la “luminosa”
o “la que ilumina”, se sitúa de la Tierra a una distancia de 384.400 kms., y con sus 3.474
kms. de diámetro supone ¼ del diámetro del planeta y 1/81 de su masa.
Es por su tamaño el quinto
satélite del Sistema Solar, siendo:
► 1º- Ganímedes (Júpiter), con Ø=5.262 kms;
► 2º- Titán (Saturno), con Ø=5.162 kms.;
► 3º- Calisto (Júpiter), con Ø=4.821 kms.; y
► 4º- Ío (Júpiter), con Ø=3.643 kms.]
Pero sin embargo es el satélite de mayor dimensión del sistema “en relación” con la
dimensión de su planeta. Durante algún tiempo se consideró parte del
considerado binomio Tierra-Luna como un sistema doble planetario, al ubicarse el baricentro de ambos cuerpos a 1.700 kms. bajo la
superficie terrestre, sin embargo astronómicamente esta situación ha sido
desechada por los científicos, y en la actualidad la Tierra
y la Luna
son consideradas como un sistema planeta-satélite.
Nuestro satélite tarda en dar una vuelta
alrededor de la Tierra:
27d. 7h. y 43min., gira sobre sí misma [aunque no lo parezca],
siendo su dirección de giro hacia el Este [igual que la Tierra], lo que hace que se
combinen ambos cuerpos de tal forma, que la salida de la Luna se retrasa unos 50 min.
cada día. Carece prácticamente de atmósfera debido a su baja gravedad, por lo que
es incapaz de retener las moléculas de gas en su superficie.
► En su movimiento en torno a la Tierra está en
relación “síncrona”, es decir muestra siempre
la misma cara al planeta. La órbita de la Luna es especialmente compleja, ya que en
realidad no es la Luna
la que gira en torno a la
Tierra, sino que ambas, la Tierra y la Luna, giran en torno al
baricentro de las dos masas, que como hemos citado, se sitúa a 1700 kms.
hacia el centro de la Tierra.
La
Luna
se desplaza en su órbita alrededor de la Tierra a una velocidad de 1 km./seg., habiéndose comprobado recientemente mediante
mediciones realizadas con medición luna-láser,
que se “aleja” de nuestro planeta una distancia promedio de 3,8 cms./año.
► En su movimiento en torno al Sol, cuya duración de
órbita es de 354 días, es la
Tierra la que arrastra a la Luna describiendo una trayectoria, cuya forma es
una curva de tal naturaleza que dirige siempre su
concavidad hacia el Sol. En su movimiento orbital respecto al plano de la
Eclíptica tiene una inclinación
de 5º por lo que permite ver alternativamente un 59% de su superficie, es decir permite ver más allá del polo
Norte o del Sur.
Su excepcional dimensión
y su preponderancia e influencia
en los ciclos del planeta, la han convertido desde la antigüedad en un
importante hito cultural y mitológico de las
diferentes culturas habidas. Y su influencia no es sólo cultural, es también
física, al influir en las mareas terrestres, en el movimiento de la Tierra y en otros muchos de
sus fenómenos medioambientales.
La
Luna
ha sido siempre un mensaje para los seres de la Tierra, ha imperado en
nuestra vida y en el desarrollo de las especies, ha sido “algo más que un
simple satélite”: es forma de la
Vida en la Tierra
tal y como surgió y la conocemos. El dios Luna
a imperado en todas las culturas humanas marcando el “tempus” de nuestra
existencia, siendo adorada, pero ha sido mucho más: ha espoleado la
“imaginación” del ser humano durante miles de años.
1. PLACA TECTÓNICA o
LITOSFÉRICA: es un fragmento de Litosfera que se mueve como un bloque
“relativamente” rígido sobre la Astenosfera.
La teoría sobre la Tectónica de Placas explica la estructura y la zona dinámica
superior de la superficie terrestre, describiendo su movimiento,
direcciones e interacciones. Son de dos tipos: las placas litosféricas
de la corteza oceánica y las de la corteza continental. Hay también placas mixtas que se encuentran cubiertas o
“montadas” por una placa de la corteza continental y así mismo y en parte por
corteza oceánica. Existen en la actualidad 15 placas
tectónicas principales y 42 placas secundarias. Los límites entre placas
son de tres tipos: Divergentes [se separan],
que corresponden esencialmente a la corteza oceánica; Convergentes
[chocan entre sí], y generan bien fenómenos de subducción
o bien de colisión y de Fricción,
cuando se desplazan “lateralmente” generando grandes terremotos.
2. BOMBARDEO INTENSO TARDÍO
[LHB]: o también
conocido como el “último bombardeo intenso”, se
sabe que se produjo en el período entre los 4.100 y
los 3.800 mill.años, en el que tanto la Tierra como la Luna y otros cuerpos del Sistema Solar “interior”, sufrieron frecuentes
impactos y muy violentos de grandes asteroides. Es el período en el que se
originaron los grandes cráteres existentes en la Luna y Mercurio. En la
hipótesis barajada en los años setenta por los científicos, establece que
durante un período prolongado, la intensidad de los impactos fue muchísimo
mayor, generando también un cataclismo lunar. Esta
situación explicaría que esta lluvia apocalíptica de asteroides y meteoritos
que se produjo, cubrió la superficie terrestre, generandole al planeta
primitivo, una inmensa cantidad de energía térmica.
3. DATACIÓN RADIOMÉTRICA: es el procedimiento técnico
empleado para determinar la edad absoluta de rocas, minerales y restos
orgánicos. Existen varios métodos, el más conocido es por la datación por el carbono radiactivo, que se basa en la
desintegración del isótopo carbono 14. El caso
más simple es en el que un isótopo “padre” se
desintegra en un isótopo “hijo” estable, y
aplicando una expresión matemática que relaciona los
períodos de desintegración y el tiempo
geológico, se sabe la “edad” de la muestra.
La datación Radiométrica se viene utilizando desde 1905, tras ser inventada por
Ernest Rutherford.
4. ESTROMATOLITOS [o CAMAS]: son formas de la célula primitiva
(del griego strōma=cama/alfombra y litho=piedra). Son estructuras
carbonatadas estratificadas que tienen formas diversas, que se han formado en
aguas someras por la captura y fijación de partículas carbonatadas por parte de
las Cianobacterias.
5. CIANOBACTERIAS: comprende a esas bacterias
que tienen la capacidad de realizar la fotosíntesis
con desprendimiento de oxígeno, como las plantas, conformándose en
grandes colonias. Son las únicas bacterias procariontes
o organismos procariotas que se caracterizan
por poseer componentes intracelulares hidrosolubles en el agua, es decir tener proteínas, ADN y metabolitos solubles en agua.
También se las denomina como algas verdeazules,
verdeazuladas o cloroxibacterias [solo se conoce
el género Prochloron, que son organismos
que realizan la fotosíntesis oxigénica, pero no son organismos procariotas, son
unicelulares, esféricos e inmóviles de tamaño entre 6-24 micras] debido a contener pigmentos clorofílicos que le
confieren un color característico dada su similitud, morfología y funcionamiento
de las algas. Estas células miden unos pocos micrómetros de diámetro, pero son
mayores que las otras bacterias.
La formación
y origen de la LUNA
para los astrofísicos,
ha supuesto hasta
hace muy pocas décadas
una situación singular en sus teorías, al apartarse su existencia de las leyes
básicas de otros satélites similares de nuestro Sistema Solar. Durante decenios
nuestro satélite ha sido siempre el objeto de grandes
debates y teorías.
La hipótesis de la formación de nuestro satélite fue planteada
por primera vez en 1974 en una Conferencia
sobre Satélites, y publicada en 1975 en la
revista científica Icarus por
William K. Hartmann y Donald
R. Davis, careciéndose de las pruebas necesarias sobre la teoría hasta ésta
fecha.
La revista Science en el mes de junio de 2014, hace por lo tanto poco más de tres años, publicó el trabajo de investigación
presentado por el Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague en la Conferencia de Geoquímica de Goldschmidt [California], en donde como
hemos citado anteriormente, se vino a «confirmar» que hace 4.533 mill.años [lo que ha venido a
confirmar los datos obtenidos en la antigüedad de la Luna hace 4.527±10
mill-años], un
protoplaneta de un tamaño similar a Marte al que se ha denominado como TEA chocó con la Tierra, saliendo impulsados en el impacto
materiales al espacio que conformarían posteriormente la Luna. Esta teoría
científica, que al día de hoy era la más aceptada, hasta
ahora no había sido probada científicamente. Las pruebas isotópicas realizadas
de los materiales demuestran que la
Tierra y la
Luna poseen composiciones
prácticamente idénticas, muy diferentes de las de otros cuerpos del
Sistema Solar.
Estos impactos gigantescos entre los cuerpos que
formaron el disco protoplanetario, fueron muy comunes en la formación de
nuestro sistema durante los primeros miles de millones de años, hasta que se
llegó a una “estabilización”.
La inmensa cantidad de energía liberada por el
impacto de TEA tuvo que suponer la inmediata
fusión de todo el material existente en la capa superficial, que se convertiría
en un mar de magma incandescente, al que se uniría una
activación plutónica interna del planeta. Los volcanes, como en otros
momentos y por otras circunstancias externas, se activaron en todas las líneas
de contacto de las placas tectónicas[13].
La
LUNA que se había formado por
el material eyectado al espacio también estaría
completamente en fusión, estimándose que su “profundidad” pudo alcanzar
entre los 500 kms. y su radio entero. Este
panorama tuvo que trascender durante cientos de
millones de años.
Tras formarse, la LUNA se vio
sometida a un gran período cataclísmico en el entorno de entre los 4.100 a los 3.800
mill.años,
en el cual, tanto la LUNA como la Tierra y otros planetas del
Sistema Solar “interior”, sufrieron violentos impactos de grandes asteroides en
el período conocido como el “bombardeo intenso tardío” [14] , también conocido como cataclismo
lunar, último bombardeo intenso o LHB, y que fue según los científicos
el período causante de la mayor parte de los cráteres observados en la Luna y en Mercurio, creados
por los impactos muy violentos de grandes asteroides. Esta teoría se basa en el
análisis y datación radiométrica[15] de las rocas lunares traídas en las
misiones Apolo, que permitió también identificar el origen de muchos meteoritos
caídos sobre la Tierra. Hoy
día la ciencia tiene bastante pruebas de ello.
Posteriormente estos impactos del “bombardeo intenso tardío”[14], produjeron una época de
vulcanismo, con la emisión de grandes cantidades de lava que llenaron
las mayores cuencas de impacto que se habían
producido en la LUNA, formando los denominados como
“mares lunares”. Esta situación terminó hace
unos 3.000 mill.años, sin que desde entonces hayan
sucedido nuevos impactos de asteroides. Se sabe por ello, que “muy al
principio” en la historia de la
Luna hubo actividad volcánica,
lo mismo que se ha probado que hubo un corto período de campo magnético, que también ha sido detectado en las rocas
lunares.
La
Luna
en un principio se encontraba mucho más cerca de la Tierra, generando poderosas
mareas en los océanos y un clima implacable sobre ella, con huracanes que la
rodeaban y que entonces el día era más corto, de veinte horas,
diez de luz y diez de oscuridad. Tras cientos de miles
de años todo se fue trasformando, la LUNA y la
TIERRA fueron ajustando sus
“tiempos”, hasta un momento determinado y ocurrido hace aproximadamente 3.000 mill.años, unos mil quinientos millones de años
después de la formación del planeta.
Todo se fue calmando,
transformado, dando paso a un habitat que generaría una
vida que se estaba originando, a los estromatolitos
o camas[16] de las aguas someras que
darían paso a las cianobacterias[17], grandes sintetizadoras del oxígeno. El calendario lunar lo empezó a regir todo. La Luna, ahora sabemos que como un metrónomo lo ha regido todo desde hace miles
de millones de años, todas la leyes de la naturaleza
que imperan en la Tierra
han estado vinculadas de una o otra forma a ése satélite “adorado por
civilizaciones” llamado LUNA.
► Seguirá en la 5@ PARTE, Etiqueta 100
No hay comentarios:
Publicar un comentario