“No es posible pensar en
resolver los problemas de Cataluña sin España, ni los de España sin Cataluña”
(noviembre/1976).
Josep Tarradellas i Joan, marqués de
Tarradellas (1899~1988). Político español, Presidente de la Generalidad de Cataluña en el exilio desde 1954
hasta 1977, y de la Preautonomía
catalana hasta 1980.
Pretendo
con el delgado hilo de las palabras, hilvanar las cuentas del collar histórico
de la TRANSICIÓN. Las
cuentas de este collar son los hitos que nos irán conformando la Historia real de los
acontecimientos que se produjeron en nuestra España. Por eso creo que es
necesario pormenorizar los sucesos acaecidos entre el otoño del 76 y los
comienzos del 77,… y siempre faltará algo.
En este
período, de una importante y gran inestabilidad social, la TRANSICIÓN anduvo de
puntillas sobre el delgado filo de una confrontación social, similar a la que desembocó
en la Guerra Civil
de 1936. Nunca estuvimos más cerca de un nuevo
resurgir de las DOS Españas, ni más lejos de la Democracia que
ambicionábamos y G. a D. hoy disfrutamos. Nuestros jóvenes deben,… «tienen» que conocer la Historia y asumirla, para no volver a repetirla.
En esta
España predemocrática, el otoño del 76 fue un otoño muy caliente, nadie que no
lo haya vivido puede imaginarlo. Al igual que como veremos, lo fue el durísimo período
desde enero hasta mediados de febrero del 77, que supuso sin lugar a dudas el
punto más álgido, crítico y difícil de todo el proceso de la TRANSICIÓN.
En ese otoño se hablaba en España ante todo de política, se
hablaba más de «libertad» de lo que los españoles “creíamos” en ella,… Se hablaba de
esa «libertad sin ira» que decía en su canción
el grupo Jarcha. Y los grupos políticos de la izquierda, liberales y nacionalistas
vascos y catalanes seguían sin creerse la apertura a una España democrática, y mostraban
mediante manifestaciones sus exigencias en la calle y en declaraciones públicas
al gobierno preconstitucional de Adolfo Suárez. Querían muestras inequívocas de
un cambio, que a Suárez le era difícil de poder implantar políticamente a menos de un año de la muerte de Franco.
Suárez no
obstante, con la vigilancia del Rey, seguía luchando contra el postfranquismo
heredado, continuaba de la forma más acelerada que podía, el desmontaje de instituciones y leyes que pudieran impedir la apertura hacia la Democracia, tomando
decisiones políticas que eran para muchos españoles nostálgicos, una flagrante
traición del pasado.
El 11 de septiembre se permite por primera vez desde los tiempos
de la República,
la celebración de la Diada
en Barcelona, satisfaciendo a los entonces reducidos grupos nacionalistas
catalanes. Una vieja aspiración prohibida durante los últimos cuarenta años, que
recuperaban esos nacionalistas voceros del status de una «supuesta nación» que nunca en la Historia de España han
detentado. Saben desde su estulticia, que los derechos de propiedad sobre algo, sólo los detenta el propietario
(que en este caso descansa sobre “todo” el pueblo español), nunca lo puede
hacer un arrendatario o el okupa temporal.
Muy
difíciles y tensos fueron también los tiempos para este gobierno de TRANSICIÓN,
por la reactivación de TODOS los grupos terroristas «que aprovecharon estos
momentos de debilidad institucional» realizando numerosos atentados y secuestros, tanto por parte
del grupo terrorista ETA como el de los GRAPO, grupo terrorista de extrema
izquierda nacido a la muerte de Franco, en 1975.
El 11 de noviembre se produce el secuestro por el GRAPO de D. Antonio
María de Oriol y Urquijo, Presidente del Consejo de Estado, y las exigencias
iniciales del GRAPO al gobierno a cambio de su vida, las traducen
posteriormente en la exigencia de una Amnistía General, amenazando con
mantenerlo secuestrado hasta que el gobierno la formalice. El secuestro, por la
importancia del personaje, pone los proyectos acelerados del gobierno contra
las cuerdas, amenzando con desestabilizar el camino recorrido.
El 12 de noviembre, al día siguiente, la izquierda política y las organizaciones
sindicales tienen proclamada una Huelga General, echándole así un nuevo pulso
al Gobierno en el peor momento posible, y con
la clara intención de mostrar con esta movilización general toda su fuerza de representación
y de respuesta en la calle, quizás porque a tan solo
cuatro días se iba a debatir en las Cortes la Ley para la Reforma Política
(LRP). Siempre he dicho que no hay casualidades
sino causalidades.
La LRP aunque
no fue negociada con la oposición, ésta se encontraba puntualmente informada de
su contenido, y respondía a las exigencias mínimas para ser aceptada por la
oposición de izquierdas. La finalidad de Suárez con esta Ley, era generar en el
Congreso y en el Senado, un marco de representación proporcional y política que
confiriera una nueva legitimidad a las instituciones, restableciendo en las
mismas a la oposición política.
El 20 de noviembre de 1976, la agitación y la inestabilidad
de la izquierda y de los grupos ultra, hacen que en el primer aniversario de la
muerte de Franco, las permanentes inestabilidades políticas de la izquierda se
vean motivadamente contestadas por las exaltaciones nostálgicas de una derecha,
que se siente profundamente traicionada
por unos políticos a los que consideran perjuradores.
No
obstante el gobierno sigue su camino, y a finales de noviembre se celebran también conversaciones
del gobierno con el honorable Josep Tarradellas, en su exilio de Francia desde la Guerra Civil, que muestra en
esos momentos su altura de estadista, acallando a los movimientos secesionistas
de los nacionalistas catalanes al decir públicamente: «no es posible pensar
en resolver los problemas de Cataluña sin España, ni los de España sin Cataluña».
Estas
conversaciones directas entre el gobierno de Suárez y diversos personajes de la
oposición política fuera de España como Santiago Carrillo del PCE, son llevadas
a cabo por José Mario Armero, abogado
especialista en asuntos internacionales, periodista y escritor, y en esos
momentos presidente de la agencia Europa Press. Armero, una persona de absoluta
confianza de Suárez, fue el encargado de allegar posturas y limar asperezas
políticas en numerosos encuentros, con la intención de integrar en la futura
Democracia a aquellas personalidades que formaban parte de políticas hasta esos
momentos ilegales en España.
En esta
línea, los partidos aún no legalizados que formaban parte de la oposición
política dentro del territorio nacional en los últimos meses del 76, crearon un
grupo interlocutor frente al gobierno al que se denominó como la Comisión de los Nueve y que a falta de la legalización del
PCE y de la vuelta de Santiago Carrillo del exilio, el PCE era representado en
sus primeras reuniones por su amnistiado miembro Simón Sánchez Montero.
La Comisión de los Nueve desde un principio establece al gobierno una
serie de siete condiciones que a su parecer son
necesarias e imprescindibles para garantizar la Democracia y el libre
juego en ella de los partidos políticos, pero en aras al consenso nacional y a
una integración sin rencores, asumieron de forma unánime y plena, que dentro de
estos puntos habían tres puntos que sabían que no eran tratables:
·
El cambio en la figura de la Jefatura del Estado de
Monarquía a República.
·
La aceptación de la bandera de España,
como la bandera de todos los españoles.
·
La unidad de España.
El 15 de diciembre de 1976 se convierte en una «fecha histórica», al celebrarse el Referéndum de la
Ley sobre la Reforma
Política (LRP) con la participación de una inmensa
mayoría de los españoles, que serviría para la integración de todos los
partidos políticos que conformarían la Democracia.
La participación popular fue masiva al ejercer su derecho al
voto un 77,80%
de los españoles. De ellos, un 94,17% votan SI a
la Ley y tan sólo
se produce un 2,56% de votos negativos.
Los españoles refrendaron masivamente con su voto, las medidas
adoptadas por el gobierno de Suárez, abriendo con ello la vía de poder convocar
las primeras elecciones de la democracia que tendrían como función primordial,
conformar un Gobierno constitucionalista que afrontara la elaboración de la
nueva Constitución.
El
diálogo, los acercamientos y la disposición a la trasformación de las
instituciones emprendida por Suárez, acrecentaron los acercamientos entre el
gobierno y la oposición política. A ello se unió el respaldo popular dado por
los resultados obtenidos en el Referéndum.
Entre el 5 y el 8 de diciembre el PSOE celebra en Madrid su XXVII Congreso, con la clara intención de revestir al
socialismo español de un reconocimiento y una credibilidad democrática que
reforzara su fuerza política y su capacidad negociadora frente al gobierno. Al
acto acudieron los principales líderes del socialismo europeo como Willy Brand, Olof Palme, François Mitterrand, Pietro Nenny,
Michel Foot y otros representantes socialistas, que respaldaron al
Congreso socialista y le dieron con su presencia un marchamo internacional.
El 22 de diciembre a las siete menos veinte de la tarde es
detenido Santiago Carrillo en Madrid por funcionarios de la policía. Es trasladado
a la Dirección General
de Seguridad en la Puerta
del Sol junto al resto de la cúpula del PCE en Madrid, entre los que se
encontraban Julio
Aristizábal, Victoriano Diaz-Cardiel, Jaime Ballesteros, Juan Manuel Azcárate,
Pilar Bravo, Simón Sánchez Montero y Santiago Alvarez, generando
esta detención un problema político “prematuro” a Suárez, aunque realmente,
como posteriormente manifestó Martin Villa,
Ministro de la Gobernación,
supuso aflorar el otro problema mayor que le suponía al gobierno el que fuera “vox
populi” la estancia clandestina de Santiago Carrillo en Madrid desde el 7 de
febrero.
El Comité
Ejecutivo del PCE emitió un comunicado a las ocho media de la tarde, en el que
manifestaba entre otras cosas «su más
enérgica protesta por la detención de Santiago Carrillo», y la calificaba como «descarada violación de los derechos humanos», afirmando « que contradice las reiteradas declaraciones del Gobierno
de su voluntad de convivencia y de democracia». Sobre las once de la
noche se organizó una manifestación silenciosa con una participación cercana a
las 3000 personas, en la esquina de la calle Montera, frente a la Dirección General
de Seguridad, y posteriormente se encaminaron por la calle Mayor hacia el
Gobierno Civil, continuamente vigilados por la policía.
Santiago Carrillo
no quiere que se le expulse de España y el gobierno que sabe que ésta tampoco
era una solución que resolviera el problema, decide su pase a disposición
judicial. Carrillo tan solo pasa 7 días en la cárcel de Carabanchel, saliendo
el 29 de diciembre y quedando a disposición judicial, libre bajo fianza. Su
situación judicial, como la de otros casos, dependía de la vigencia legislativa
del Tribunal de Orden Público (TOP) y su ámbito de competencias.
El 23 de diciembre se celebran las primeras negociaciones entre
el gobierno y la oposición, al entrevistarse oficialmente Suárez con Tierno Galván y
Jordi Puyol. Con esta reunión, el Presidente Suárez se situó en la línea
de credibilidad democrática que necesitaba para afrontar un diálogo abierto,
otorgando a la oposición política el peso y el reconocimiento que venían
solicitado hasta esos momentos.
El 4 de enero de 1977 se reunieron en un lugar no determinado por motivos
de seguridad, los nueve miembros de la
comisión negociadora que integraban la Oposición política, denominada como la Comisión de los Nueve. Estaba integrada por: Enrique Tierno y
Felipe González (por los socialistas), Joaquín
Satrústegui (por los liberales), Antón
Canyellas (por los democratacristianos), Francisco
Fernández Ordóñez (por los socialdemócratas), Santiago Carrillo (por los
comunistas), Jordi Pujol (por Cataluña), Valentín Paz Andrade (por Galicia» y Julio Jáuregui (por el País Vasco).
A esa
reunión es la primera a la que asiste Santiago Carrillo después de su salida de
la cárcel. En la anterior reunión de la Comisión celebrada el pasado 28 de diciembre en
el despacho de Satrústegui, el PCE se
encontraba representado por José Sandoval,
quien manifestó ante todo la necesidad de que el Sr. Carrillo fuera liberado.
La
reunión del 4 de enero, “formalizó” la Comisión de los Nueve y sus integrantes, siendo su prioridad,
el manifestarle al gobierno la necesidad de que la Oposición política participara
en la elaboración de las normas electorales.
El 5 de enero de 1977 se publica en el BOE la aprobación de la Ley de la Reforma Política
en el Referéndum del 15 de diciembre por un 94,17% de los españoles.
También ese 5 de enero,
el BOE nº 4 de fecha 4 de enero publica el R.D. Ley 1/77, por el que se crea la Audiencia Nacional,
suprimiéndose en el mismo el Tribunal de Orden Público
(TOP) y sus competencias. La Audiencia
Nacional asumía entre sus competencias, aquellos delitos que
abarcaran el territorio de más de una Audiencia Provincial, fuero que asumía
hasta esos momentos el TOP. Dicho cambio legislativo, abría las puertas a la
legalización de aquellas fuerzas políticas de oposición como el PCE, hasta esos
momentos “ilegales”, propiciando su libre participación pública.
El 11 de enero, Joaquín
Satrústegui, Felipe González, Antón Canyellas y Julio Jáuregui como
parte de la Comisión
de los Nueve vuelven a reunirse, siendo la primera cuestión fundamental de la
reunión trasladar al gobierno que «la legalidad de los
partidos políticos no deberían estar supeditada a la aprobación del poder
ejecutivo», y comunicar al gobierno su negativa a formalizar su
inscripción en el Registro de Partidos Políticos, siempre que la aceptación y
control de dicho registro dependiera del Ejecutivo. Suárez entendió el recelo
que tal situación planteaba, siendo aceptada la sugerencia por el Gobierno, que
modificó posteriormente la ley existente.
Y ocurren
dos situaciones contradictorias en la sociedad española, comienza a ponerse de
moda la palabra «consenso», mientras en un sentido
opuesto, se agudizan los actos violentos y ataques de grupos de la extrema
derecha a las librerías denominadas “rojas”. Existía una inestabilidad y
tensión social que tenía que explotar,…y explotó.
El 23 de enero da comienzo la denominada «la semana sangrienta», muriendo de un disparo Arturo
Ruiz por un activista derecha del grupo Guerrilleros de Cristo Rey, en la
manifestación que había sido convocada por la izquierda sobre la Amnistía General.
A esta muerte le sigue la manifestación convocada esta vez por la condena de
los hechos, y durante el proceso de la manifestación, por la acción de un bote
de humo de la policía, se produce la herida grave en la cabeza de la
manifestante Mª. Luz Najera, que fallece al día siguiente.
Por si el
ambiente no estuviera suficientemente enrarecido, el GRAPO secuestra al Tte.
Gral. Emilio Villaescusa Quilis, que había sido nombrado el 7 de junio de 1976,
Presidente del Consejo Superior de Justicia Militar (CSJM).
El mismo día 24 de enero, a
las 10,45 de la noche se producen los asesinatos de los abogados de un bufete laboralista
en el número 55 de la calle de Atocha, conocida como la Matanza de Atocha, por un grupo de ultraderecha, que a
sangre fría ejecutaron a cinco abogados del partido Comunista. Todos estos
actos inquietantes y en escalada, siembran en algunos sectores de la sociedad
española, la sospecha de que los acontecimientos pudieran ser la antesala de
una nueva Guerra Civil.
Pero los
crímenes de Atocha crea el efecto contrario para el que estaban programados. Tal
ignominia generó en la sociedad y forzó en el gobierno a la necesidad política
de acelerar el proceso de legalización del PCE. Si la extrema derecha con sus
crímenes en Atocha pretendía una involución, había conseguido forzar y acelerar
justamente lo contrario. Y aún no había terminado la semana.
En la
mañana del viernes 28 asesinan a tiros a dos
policías armados que custodiaban una Caja Postal en Madrid, rematándolos con un
tiro en la sien, y nada más que dos horas mas tarde el GRAPO mata a un guardia
civil y hiere gravísimamente a otros tres.
El sábado 29 se celebran las honras fúnebres por los policías
asesinados en un ambiente de una alta tensión. A las 10 de la noche, Suárez ve la
necesidad de aparecer en televisión para condenar tajantemente todos los hechos
e intentar aclarar y apaciguar a la sociedad, terminando su palabras con frases
esclarecedoras como: «de actitud y predisposición al
diálogo político TODO, de abrir el juego
político, TODO”,… pero de entreguismo a la subversión NADA».
No sé si
estas palabras calmaron la inestabilidad que vivía España en esos momentos, lo
que sí es cierto es que a partir de entonces hubo por parte de TODOS, «una calma general y buenas noticias».
10 de febrero de 1977. El día 10 se publica el R.D.
Ley 12/77 sobre el derecho de Asociación Política.
Con ello se abre puerta a la inscripción de los partidos políticos y a su
derecho de asociación, permitiendo su legalización. Suárez seguía de manera
inexorable su apertura a la
Democracia, abriendo los canales de participación ciudadana
que la harían posible.
El 11 de febrero
por fin una magnífica noticia para el gobierno. Siguiendo los procesos de
investigación abiertos sobre los secuestros de Oriol y Villaescusa, la policía a
las dos y diez de la tarde llama al timbre de la puerta del piso bajo del
número 8 de la calle Sierra de Alcubierre en Alcorcón, les abre Abelardo
Collazo, quien es inmediatamente inmovilizado y detenido, siendo liberado el Tte. Gral Villaescusa, quien en un primer
momento se sorprendió por el desaliñado aspecto que presentaban los inspectores
de la policía.
Siguiendo
la investigación en curso y sin dar tiempo a los secuestradores, hacia las
cuatro menos veinte de la tarde, los inspectores del cuerpo general de la
policía irrumpen en el piso 4ºD del número 33 del bloque 21 de la calle San
Claudio, situado en la colonia del Sardinero próxima al pueblo de Vallecas, liberando al seño Oriol. En este caso les abrió la
puerta una joven de veinte años que al intentar cerrar la puerta cogió la mano
del policía, al que se le disparo su arma accidentalmente. En la vigilancia de
Oriol se encontraba Gil Araújo, que no llevaba ningún arma, aunque se encontró
en el piso una pistola. Una vez más el éxito de la policía había sido total.
En esta fecha también se produce otro hecho reseñable, por lo
que suponía a la participación política en la vida democrática, el PCE presenta
toda la documentación para ser inscrito legalmente como partido político.
España a
partir del 11 de febrero se entra en una nueva etapa de normalidad, no obstante
jalonada por la aprobación de numerosos decretos que iban “modelando” la
apertura al juego democrático. Al hilo de estos citaré la publicación el 23 de marzo el R.D. Ley que establecía las Normas Electorales que regirían en las primeras
elecciones generales democráticas. El 1 de abril
la derogación de la antigua Ley de Prensa e Imprenta
y con ello el fin de la censura, las sanciones a la información y los posibles
secuestros de periódicos. Ese mismo día se publica también un Decreto que
supondría la total disolución del Movimiento Nacional.
El 4 de abril el BOE publica la Ley que regulará el derecho de asociación sindical.
El 9 de abril, sábado santo, una vez emitido por la Junta de Fiscales su informe
favorable, Suárez toma personalmente su decisión más difícil y arriesgada: la legalización del PCE. Todo el gabinete del
gobierno se encontraba de vacaciones y prácticamente a su totalidad les pilló
de sorpresa la decisión de Suárez, que buscó precisamente del tono vacacional
de esos días, una menor capacidad de reacción de los medios periodísticos y
políticos.
La
legalización del partido comunista fue como más tarde se demostró, el paso más importante de la TRANSICIÓN
tomado por Suárez, al intentar crear una nueva convivencia pacífica que “superara la confrontación de la Guerra Civil”. Pero era
indudable que había sectores de la sociedad, a los que esta medida no les iba a
gustar. Fraga por ejemplo, juzgó el hecho como un “verdadero golpe de Estado”,
aunque posteriormente rectificara este discurso inicial.
Hay que «comprender» también que a una determinada cúpula
militar que habían estado en la Guerra Civil,
aunque disciplinada por su propia ética militar, tampoco les gustó la decisión.
Digo que hay que «comprender» porque nadie que no haya estado en una guerra,
sabe las profundas heridas que produce. Era por lo tanto muy diferente para
aquellos que habían sido testigos y habían sufrido cruelmente el tener que “vivir”
más que “ver”, como un pueblo y un ejército se masacraban a lo largo de tres
largos años de penurias y sufrimientos, con más de un millón de muertos entre
los dos bandos, de una población española en esos momentos que no superaba los
dieciséis millones.
Los
horrores de la Guerra
Civil española «eran en esos
momentos imposibles de olvidar», y prueba de ello es, que la
izquierda en 2014 todavía «sigue recordándola con
argumentos como la
Memoria Histórica». Sin embargo, el ejército siempre
ha sido disciplinado y sólo mostró su malestar en una escueta nota del Consejo Superior del Ejército, donde manifestaba su
repulsa por lo que calificaba como un “hecho consumado”.
No
obstante el 11 de abril, dos días después, el
almirante Pita da Veiga que formaba parte del gobierno, presenta su dimisión
produciendo con este hecho, una crisis gravísima (quizás la más importante de
toda la TRANSICIÓN
desde la muerte de Franco, según palabras de Osorio), después de estar casi al
borde de un pronunciamiento militar. Se le sustituye por el Almirante en la Reserva, Pascual Peri
Junquera.
El 14 de mayo, los Condes de Barcelona vuelan desde Estoril a
Madrid. D. Juan, padre del Rey, tiene la finalidad en un acto que se celebró en
ese día, de formular su Renuncia a todos sus Derechos Dinásticos y a la Jefatura de la Casa real, a favor de su hijo
D. Juan Carlos I. El hecho, simbólico a la par que trascendental por su
significado, se desarrolla casi dentro de un ámbito casi familiar y privado,
terminando su discurso D. Juan, diciendo textualmente:
«Por todo ello, instaurada y consolidada la Monarquía en la persona
de mi hijo y heredero Don Juan Carlos, que en las primeras singladuras de su
reinado ha encontrado la aquiescencia popular claramente manifestada y que en
el orden internacional abre nuevos caminos para la Patria, creo llegado el
momento de entregarle el legado histórico que heredé y, en consecuencia,
ofrezco a mi Patria la renuncia de los derechos históricos de la Monarquía española, sus
títulos, privilegios y la jefatura de la familia y Casa Real de España, que
recibí de mi padre, el Rey Alfonso XIII, deseando conservar para mí, y usar
como hasta ahora, el título de Conde de Barcelona.
En virtud de esta mi renuncia, sucede en la plenitud de los
derechos dinásticos como Rey de España a mi padre el Rey Alfonso XIII, mi hijo
y heredero el Rey Don Juan Carlos I.
¡Majestad,
por España, todo por España, viva España, viva el Rey! »
D. Juan
fue nombrado en 1978, Almirante honorario de la Armada Española, y el gobierno de
Felipe González los ascendió el 4 de diciembre de 1988 a Capitán General de la Armada Española.
Ése mismo
día 14 de mayo, regresa a España de exilio
Dolores Ibarruri (PCE), la
Pasionaria, y también en mayo (el 31), D. Torcuato
Fernández-Miranda dimite como Presidente
de las Cortes Generales y del Consejo del Reino. Había sido el autor material
de la Ley de la Reforma Política, y con toda
seguridad, una persona clave en todo el proceso de la TRANSICIÓN española.
El 24 de mayo comienza la «campaña
electoral» de las primeras Elecciones Generales de la Democracia convocadas
para el 15 de junio, que tenían además la
importancia de ser una legislatura que iba a ser
“constituyente”, es decir, de su Poder Legislativo iba a emanar la que
sería la primera Constitución de la Democracia.
En menos
de 11 meses, Suárez había posibilitado la «reconversión
política» de una España que durante cuarenta años había estado bajo el
régimen franquista, a una Democracia abierta a la participación de 22 partidos
políticos, que presentaron 589 candidaturas y en las que iban a concurrir 5.343
candidatos.
La
historia tiene necesariamente que recoger que en los cortos once meses que tuvo
de vida el Gobierno preconstitucionalista de Suárez, no
se pudo hacer más, ni más rápido, en favor de construir las bases para la
implantación de la
Democracia, a pesar de estar navegando en todos los momentos
entre las intransigencias de unos y otros.
15 de junio de 1977, se celebran las primeras
Elecciones de la
Democracia.
Los resultados de las primeras Elecciones de la Democracia dieron
como vencedora a la UCD de Adolfo Suárez
con «166» diputados, y el resto de los partidos obtuvieron: PSOE «118» de Felipe González, PCE «19» de Santiago Carrillo, AP
«16» de Fraga Iribarne, PDPC «11» el Partido Democrático por Cataluña de Jordi Puyol, PNV «8» de Juan de Aguriaguerra, PSP-US
«6» de Tierno Galván y diversos partidos con un resto de 6 diputados. Reseño los resultados por
lo que más adelante comentaré, con la clara intención de reflejar el verdadero
nivel de representación popular durante estos últimos 18 meses del período
de la TRANSICIÓN política, hasta que se produjera la aprobación de la Constitución el 6 de Diciembre de 1978.
Continúa en la LA TRANSICIÓN
ESPAÑOLA [IIIª]…/…
“La Transición es un gran esfuerzo de superación de
las Dos Españas”
Felipe González Márquez (5 de marzo, 1942). Expresidente del Gobierno
de la Democracia
española (entre 1982~1996: 4 legislaturas completas)
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